El Galpón “Milagros” estaba lleno: el cumpleaños 50º de Diego Santilli, celebrado el viernes por la noche, había arrastrado hasta el salón de Palermo a las principales figuras del Gobierno, desde Mauricio Macri y María Eugenia Vidal a Horacio Rodríguez Larreta. A pesar del catering itinerante (cazuelitas con pollo y sésamo o canapés de todo tipo), dos de los hombres más importantes del PRO, el jefe de Gabinete, Marcos Peña, y el presidente de Boca, Daniel Angelici, prácticamente no se dirigieron la palabra en toda la noche. Siquiera para acercarse a las mesas con tortas. Peña pasó gran parte de la noche bailando con su mujer, Luciana Mantero, mientras el “Tano” conversaba animadamente con dirigentes como su par de River, Rodolfo D’Onofrio.
La frialdad entre dos personas de máxima confianza del Presidente no es nueva: desde que asumió Cambiemos la distancia entre ambos se fue acrecentando y hoy son enemigos íntimos. En rigor, golpeado, Angelici se fue distanciando progresivamente de las decisiones de poder a medida que el jefe de Gabinete fue armando una estructura en la Casa Rosada que le permite ser el funcionario más decisivo al lado del Presidente.
Aunque suelen cuidarse de no hablar mal uno del otro para que no llegue a oídos del jefe, representan alas distintas del Gobierno. En el esquema del jefe de Gabinete, Angelici es “lo viejo”, un ejemplo de las “viejas prácticas políticas”, y prefiere que esté subsumido al mundo del fútbol. Su actividad como empresario del juego tampoco colabora.
Del lado del presidente de Boca ven a Peña como una de las causas por las que el “Tano” no gravita con mayor determinación en el actual esquema de poder y deslizan que tanto en la AFA como en la disputa con Carrió no lo respaldó.
Fiel a su estilo, el jefe de Gabinete intenta no inmiscuirse de manera directa en los asuntos que complican a Angelici. Le reserva ese derecho al Presidente. Por caso, no medió en la trifulca legal en la que suelen batallar los abogados macristas: el grupo del “Tano” versus el secretario Legal y Técnico, Pablo Clusellas, junto a José Torello (amigo de Macri y jefe de asesores) y el abogado Fabián Rodríguez Simón.
Años atrás, cuando recién nacía el PRO compartieron un par de asados y algún que otro picadito de fútbol. Pero el vínculo, con el correr de los años, los dejó como dos ramas internas del macrismo.
El “Tano” siempre se aferró a su relación personalísima con Macri: era uno de los pocos que iba los sábados a ver fútbol al departamento que tenía el entonces jefe de Gobierno en avenida Del Libertador al 2700. Por su lado, Peña creció más en el trabajo cotidiano: se transformó, como secretario general y luego jefe de la campaña 2015, en uno de los artífices de la victoria de Cambiemos con el manejo de la comunicación y la estrategia, junto a Duran Barba.
Disputa. En este marco, las denuncias de Carrió despertaron la ira de Angelici. “No me cuidaron”, le espetó a Peña cuando Lilita lanzaba misiles mediáticos y judiciales. El jefe de Gabinete intentó explicarle que no es posible controlar a la chaqueña. Otro motivo de alejamiento fue la AFA y su nueva conducción. Angelici enhebró un acuerdo con Claudio “Chiqui” Tapia para que sea presidente pero Peña, y el Gobierno en general, esperaban otro candidato más potable. El “Tano” le explicó a Macri que Tapia – quien visitó al Presidente junto a su suegro, Hugo Moyano, el año pasado en Olivos y fue recibido en calzas por Juliana Awada– era la “única opción” para que no gane Tinelli.
Otro eje de disputa se dio el lunes pasado cuando el jefe de Estado inauguró un campo de entrenamiento de Boca en Ezeiza. La idea de Angelici fue nombrar al predio “Mauricio Macri” pero, a último momento, el Presidente le pidió que no. Detrás de la negativa, aseguran en el club, estuvo Peña. Como sea, el “Tano” sigue manejando en las sombras un sector de la ex SIDE y tiene injerencia en el Ministerio de Justicia. Aunque ya no es un asiduo concurrente a Comodoro Py, sólo hace valer sus buenos contactos si se lo pide un amigo y no “el espacio”. Por su lado, el jefe de Gabinete es un hombre clave para el Presidente: suele necesitarlo cerca porque le da “tranquilidad”.
Lo cierto es que hoy Angelici está corrido del poder que emana de Olivos. En parte por decisión propia. En parte, afirma entre los íntimos, porque para Peña, tenerlo cerca no mejora la imagen de Macri.
Los une el amor por Boca
Además de su pertenencia al macrismo, a Daniel Angelici y a Marcos Peña los une su pasión por Boca Juniors. El “Tano” comenzó desde pequeño yendo a la cancha y llegó a ser tesorero mientras Mauricio Macri era presidente del club. Su mujer, María Inés Belloni, trabajó activamente en Boca Social, la fundación que trabaja para las humildes que condujo con éxito hasta su fatal desenlace Enzo Pagani.
Por su lado, Peña, un habilidoso jugador de mitad de cancha, pero con vocación ofensiva, no es un asiduo concurrente a la cancha para disfrutar de los partidos aunque tiene hasta una toalla con los colores azul y amarillo. Es más: en 2011, cuando fue la primera elección en la que Angelici le ganó por poco al candidato kirchnerista, Amor Ameal, colaboró, junto a su equipo, en la campaña que lo llevaría a la presidencia de Boca. Luego repitió su ayuda, con menor tenacidad, en 2015 para la reelección del “Tano”.
Hoy en la comisión directiva está, por caso, el presidente del bloque del PRO en la Legislatura porteña, Francisco Quintana, quien comenzó trabajando en la juventud macrista de la mano de Peña y hoy colabora con Angelici también en el club.