Patricia López Vergara es mucho más que la jueza porteña que logró abrir una negociación entre la Ciudad y los metrodelegados, tras un amparo de la legisladora porteña María José Lubertino. También es una de las magistradas más excéntricas de la Ciudad.
El juzgado Contencioso Administrativo Nº2, en el cuarto piso de Avenida de Mayo al 700, es una verdadera obra de arte: allí confluyen cuadros originales, sillones recubiertos de pieles, alfombras persas, imágenes budistas y hasta una banqueta estampada animal print y hasta sillas traídas de Indonesia.
Además, se puede ver un teléfono en forma de stiletto rojo con lentejuelas, varios cuadros con motivos coloridos, un grabado con reminiscencias de su libro preferido (Alicia en el país de las maravillas) y un altar transformado en una biblioteca adornada con budas lámparas art deco y Tiffany.
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