POLITICA
INTIMIDADES DE GOBIERNO

Susana Malcorra, la arquera menos pensada

La canciller es una de las mujeres que pidieron participar del picado que realizan los funcionarios los martes en la quinta de Olivos.

Las camisetas de Boca y River, guardadas. Los funcionarios utilizan las casacas oficial y alternativa de la Selección Argentina de fútbol.
| Cedoc

Martes de fútbol, sin rouge. Ese día, todas las semanas, están pautados los "picaditos" entre funcionarios nacionales, bonaerenses y porteños en la Quinta presidencial de Olivos.

Después de cada match, tal como detallara el Diario PERFIL días atrás, un infaltable asado ameniza la noche y se extiende hasta entrada la madrugada. En ese entorno, se habla de la vida, los afectos y de política informal, pero existe la particularidad de que todos los comensales son hombres.

La trascendencia de estas citas futboleras fue tan importante que el tema también llegó a instalarse en en la última reunión de gabinete. "¿Cómo puede ser que no vayamos nosotras?", habrían expresado las integrantes femeninas de la estructura gubernamental, según informó Clarín en su edición de hoy.

En principio, el interrogante se presentó en torno a la cena posterior; sin embargo, la que envió el tiro por elevación fue la Canciller Susana Malcorra: "Yo puedo ser arquera", planteó, según el matutino.

Los funcionarios quedaron perplejos de solo imaginar la situación de partido con Malcorra bajo los tres palos, defendiendo el arco de uno de los equipos, en los que suelen destacarse el Jefe de Gabinete Marcos Peña, el Ministro de Deportes y exfutbolista Carlos Mac Allister, su par de Modernización Andrés Ibarra, el jefe de asesores José Torello, y el ministro de Economía bonaerense Hernán Lacunza.

El Presidente Mauricio Macri aún no participa: todavía se recupera de la fisura de costilla provocada tras una serie de juegos con su hija Antonia.

Hasta el último picado, el de la semana pasada, la presencia masculina era excluyente. El pedido de las mujeres del poder y la sugerencia de Malcorra, podrían darle un giro inesperado a los momentos de distensión que usa la cúpula macrista con la intención de desconectarse algunas horas del estrés que le significa gobernar.