El control de las fronteras aumentó el recelo entre las Fuerzas Armadas y de seguridad. El jefe del Ejército, general, César Milani, está decidido en avanzar sobre el límite norte del país y comenzó a inaugurar secciones de Inteligencia en las provincias. Pero el despliegue de sus efectivos ya generó cortocircuitos en el edificio Centinela, sede de la Gendarmería Nacional.
Los comandantes de Gendarmería se quejan en voz baja, se sienten celosos del ingreso de los militares a un territorio que les era casi exclusivo. “Es lógico que ahora se sientan observados, ahora el gendarme no camina solo. Pero estamos trabajando bien y de manera conjunta”, explicó a PERFIL un teniente coronel que sigue de cerca los movimientos del operativo Escudo Norte.
Un comandante mayor de Gendarmería reconoce que hay “problemas de operatividad” y lanza una sentencia: “Siempre trabajamos en la frontera y tenemos otra forma de trabajar”. Las disputas por el territorio entre las fuerzas de seguridad, principalmente entre los gendarmes, prefecturianos, y la Policía Federal, son historias conocidas en las zonas de frontera. Ahora, las Fuerzas Armadas podrían entrar al mismo barro.
“En la región, una gran puerta por donde ingresa la droga de Bolivia, hay preocupación por los gendarmes que fueron trasladados a Buenos Aires. Y los militares no podrán reemplazarlos”, se lamentó esta semana el ministro de Defensa, Agustín Rossi, mientras visitaba las unidades del Ejército en la capital salteña. Y a renglón seguido aclaró: “Las Fuerzas Armadas no reemplazarán la función que tienen las fuerzas de seguridad. Son claramente dos cuestiones diferenciadas. Las Fuerzas Armadas, repito, harán tareas de control y vigilancia de nuestra frontera”.
Puertas adentro y en privado, Rossi considera la necesidad de hacer “retoques” en las leyes de seguridad y defensa para que las Fuerzas Armadas puedan tener un rol más protagónico para “garantizar la integridad territorial dentro del control del espacio aéreo, terrestre y fluvial”. Para que eso pueda suceder debe intervenir el Congreso, un paño que el ex jefe del bloque del Frente para la Victoria en la Cámara baja conoce muy bien.
Mientras tanto los militares caminan a ciegas por la frontera, sin la posibilidad de pedir documentos, y mucho menos detener a alguien. Paralelamente, Rossi promete “ampliar y fortalecer el Escudo Norte”, y anunció “una fuerza de despliegue en la frontera seca más importante que tiene el país”.
Un poco más de cinco mil militares están afectados al Escudo Norte, se estima que un número importante es de personal de la especialidad de Inteligencia.
Según fuentes oficiales, en lo que va del año se detectaron 280 vuelos irregulares. Desde desde julio de 2011, mes que se lanzó el operativo Escudo Norte. “Tenemos cuatro radares de Defensa operando en el Norte: en Posadas, Santiago del Estero, Reconquista y Resistencia. Contamos con veinte radares terrestres desplegados en toda la frontera norte”, se jactó Rossi durante su visita a Salta. En materia de unidades de Inteligencia, Milani ya tiene en la frontera norte un batallón, tres compañías y cuatro secciones. A la que hay que sumar una nueva sección de Inteligencia en Tartagal, una área clave en la lucha contra el narcotráfico.