Hacía un par de meses que las nuevas autoridades de la TV Pública se habían instalado en el lugar. Es un canal faraónico, como las obras que le gustaba construir a la última dictadura militar, por lo que se tarda tiempo en conocer todos sus recovecos.
En el área de Noticias existe una docena de camarines para que los conductores se cambien antes y después de cada noticiero. En teoría. En la práctica, estaban destinados a estadías más o menos prolongadas y a guardar trastos viejos o equipos. Incluso, había un camarín para los gerentes que, claro está, no necesitaban ningún cambio de ropa porque no se dedican a salir al aire.
Cuando el nuevo gerente de Noticias del canal, Néstor Sclauzero, pidió desalojar todos los camarines para limpiarlos y para que cumplieran la función original que tienen en todos los canales, se encontró con una sorpresa: en uno de ellos vivía un inquilino.
El hombre es un empleado, no trascendió su nombre ni sus tareas, pero sí que vivía desde hacía meses en el lugar. Al parecer se había divorciado y no encontraba un lugar para estar y el camarín era cómodo, gratuito y le quedaba muy cerca de su trabajo. A metros. Empezó como algo provisorio y se hizo permanente.
Las nuevas autoridades sostienen que generó cierto revuelo el desalojo del inquilino y de los otros camarines, pero que hoy están pintados y libres de ocupantes permanentes.
Al buscar antecedentes de lo que había pasado, se encontraron con que era una rara tradición del canal dar servicio de vivienda a algunos empleados. No se sabe si era con autorización expresa o eran simples okupas, pero en cualquier caso demuestra la ausencia de cierto nivel de control. “Una vez me crucé con un hombre que andaba con ojotas y una toalla en los hombros, vivía acá y me dijo que se iba a bañar”, recuerda una empleada administrativa con más de diez años de antigüedad.
También se supo quem sobre la entrada que da por la calle Tagle, hay pequeños ambientes que se usaban de habitaciones, “piecitas”.
La generosidad de los administradores del Estado con dinero que no les pertenece es un don de algunos políticos. Muy bien recibido por los beneficiarios directos, pero polémico para los que pagan los impuestos.
¿Cuánto dinero gana el empleado que había encontrado cama y cobijo sin cargo al lado de cámaras? Las autoridades del canal no quieren dar detalles para “no personalizar un estado de descontrol generalizado” que, para ellos, va mucho más allá de un okupa más o menos. Lo que sí dejan trascender es que los sueldos promedio rondan los 50 mil pesos, pero que con horas extras y viajes pueden ser muy superiores. Por ejemplo, sostienen que para la cobertura de la última Copa América, algunos productores llegaron a cobrar 170.000 pesos por todo concepto.