POLITICA
a cuatro años de un episodio de novela

Un arma de madera, clave en una triple fuga que mantuvo en vilo a la política

El recién asumido gobierno de Vidal tenía el 27 de diciembre de 2015 su primera crisis de seguridad. Fueron atrapados dos semanas después y recibieron nuevas condenas.

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Fugados. Los hermanos Martín y Cristian Lanatta y Víctor Schillaci, luego de ser detenidos en Cayastá, Santa Fe. El arma de madera que utilizaron. | cedoc

Faltaban 15 minutos para las 2 de la madrugada del 27 de diciembre de 2015. Un penitenciario del penal de General Alvear, en la provincia de Buenos Aires, ingresó a la sección de Sanidad de la cárcel para el recuento de los internos. Tres de los condenados como autores materiales del triple crimen de General Rodríguez se encontraban en una celda de esa área especial por “razones de seguridad”.

Cuatro meses antes de la fuga, en una entrevista con el programa Periodismo para todos (PPT), Martín Lanatta, el líder del grupo, había vinculado al entonces jefe de Gabinete y candidato oficial a gobernador bonaerense, Aníbal Fernández, con el triple crimen de General Rodríguez y el tráfico de efedrina. Por esa razón, habían sido trasladados al área de Sanidad del penal.

En media hora, los hermanos Martín y Cristian Lanatta y Víctor Schillaci redujeron a toda la guardia del penal y escaparon. Usaron golpes de puño, precintos para atar a los guardias y apenas un arma de madera que los penitenciarios, aseguran, creyeron que era de verdad (ver foto), de acuerdo a los fundamentos de la sentencia.

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El arma larga de madera había sido confeccionada por los acusados dentro de la cárcel, declararon los Lanatta y Schillaci. En el último puesto antes de dejar el penal se hicieron con una pistola ametralladora real.

Robaron el automóvil de un penitenciario con el dueño del vehículo en su interior y se trasladaron hasta donde los esperaba una camioneta 4x4 color negro doble cabina. Los aguardaba desde las 2.35 en la Ruta 61.

Abandonaron el auto y a bordo de la camioneta siguieron rumbo hacia la localidad de Saladillo, de acuerdo al registro de las cámaras de seguridad.

La fuga fue la primera crisis política de la entonces gobernadora María Eugenia Vidal y mantuvo en vilo a las autoridades durante unas dos semanas. Fuerzas federales y convictos protagonizaron un raid que expuso la violencia de los prófugos y numerosas desinteligencias de las fuerzas de seguridad.

Durante el escape, los Lanatta y Schillaci cometieron delitos y crímenes que les valieron nuevos juicios tras ser recapturados. Cayeron el 11 de enero en un predio arrocero de la localidad santafesina de Cayastá.

Condenas. La sentencia por el escape del penal fue dictada por un tribunal el 1º de octubre de 2018. Los Lanatta y Víctor Schillaci fueron condenados a siete años y seis meses de prisión. El juez también pidió que se investigue a Daniel Scioli, Aníbal Fernández, funcionarios penitenciarios y del Poder Ejecutivo durante el kirchnerismo, militantes y asesores del peronismo bonaerense por “la posible comisión de delitos” señalados por Lanatta durante el juicio.

Los tres fugados también recibieron otra condena de entre siete y ocho años y medio de prisión por los secuestros, robos y otros delitos cometidos durante las dos semanas de escape; y también fueron condenados a diez y ocho años por balear a gendarmes durante el escape.

Aníbal Fernández siempre negó cualquier vínculo con los acusados, el triple crimen o el tráfico de efedrina. En 2015, perdió la elección para gobernador frente a María Eugenia Vidal (Cambiemos) y el codicioso terreno bonaerense le dijo no al peronismo por primera vez desde 1987.

“La fuga se gesta de antes, viene desde la nota que hicimos con (el conductor de PPT) Jorge Lanata”, declaró Martín Lanatta durante el juicio. Dijo que desde sus dichos contra Fernández comenzaron a recibir supuestos aprietes del Servicio Penitenciario Bonaerense para que se retractara.

Lanatta se jactó de haberle “costado la campaña a Aníbal Fernández”. Sostuvo durante el juicio por la fuga que el escape fue “una carrera contra la muerte” y que fue la manera de evitar sus asesinatos dentro del penal, alegó, relacionándola con sus dichos en la entrevista.

 

A más de once años, el triple crimen sigue sin autores intelectuales

En diciembre de 2012, los hermanos Lanatta y Víctor y Marcelo Schillaci fueron condenados a cadena perpetua como autores de las ejecuciones de Sebastián Forza, Damián Ferrón y Leopoldo Bina, en el marco del tráfico de efedrina a narcos mexicanos para la producción de metanfetamina, una droga sintética y epidémica en América del Norte.

El cuarto condenado, Marcelo Schillaci, no participó de la fuga de diciembre de 2015. Se encontraba internado en un hospital penitenciario debido a su grave estado de salud.

Los cuatro negaron siempre ante la Justicia haber participado del triple crimen, pero los teléfonos celulares fueron una de las pruebas centrales que los ubicaron en el momento y lugar de la desaparición de Forza, Ferrón y Bina, de acuerdo a la sentencia dictada por el tribunal de Mercedes.

Los crímenes de Forza, Ferrón y Bina destaparon en agosto de 2008 que la Argentina se había convertido en un centro de venta de efedrina al narcotráfico internacional, principal precursor químico de estas drogas de diseño, durante el gobierno de Néstor y los primeros meses de la gestión de Cristina Kirchner. Sucedió con el amparo de organismos del Estado, como probaron las investigaciones de PERFIL y confirmaron luego fallos judiciales.

El triple crimen expuso el negocio y las autoridades se vieron obligadas a prohibir las importaciones de efedrina. Pero la autoría intelectual de las ejecuciones de Forza, Ferrón y Bina quedó impune.

A más de once años de los crímenes, la jueza María Servini, quien asumió la investigación en 2016, continúa tratando de dar con quienes ordenaron asesinar a los tres hombres dedicados al negocio ilegal.