Carlos Menem (82) estaba sorprendido. Ayer por la mañana, en su casa del barrio porteño de Belgrano, recibió un llamado telefónico que le comunicaba que ya no estaba absuelto de la acusación de contrabando agravado de armas. Estaba condenado e iría preso, nuevamente.
Su hermano Eduardo lo llamó por teléfono tras enterarse de la misma noticia. Asegura que el ex presidente estaba “indignado”, que siente un “ensañamiento” en su contra y que eso le golpea el ánimo.
Ya casi no visita su amada Anillaco y las pocas veces que viaja a La Rioja se recluye en su casa del Golf Club. No tiene vida pública ni política.
Debido a su avanzada edad y a su estado de salud –lo aqueja una diabetes crónica–, su actividad parlamentaria fue decayendo en los últimos dos años.
En 2012, fue el más ausente de la cámara alta. Faltó a 19 de las 23 sesiones y sólo presentó dos proyectos en el recinto: un pedido para otorgar un subsidio a una escuela de Taekwondo y otro para declarar de interés cultural a dos templos religiosos.
En 2011, presentó siete proyectos, sólo algunos de ellos de mayor jerarquía parlamentaria que los de 2012.
La última vez que ocupó su banca en el Senado fue el 17 de octubre, según las actas del Senado. Ese día, el Gobierno tenía que optener la media sanción del proyecto de ley del voto a los 16. Sus compañeros de bancada lo recuerdan con la mirada perdida y muy envejecido.
En su despacho, sigue habiendo movimiento y luces encendidas, pero nadie volvió a verlo por ahí. Tampoco a Nair, quien solía visitar el senado con frecuencia. “Sólo iba cuando lo necesitaban”, contó un opositor de la Cámara, en referencia al acuerdo político del riojano con el kirchnerismo para votar a favor de los proyectos del Gobierno cuando se necesitara sumar votos.
“Tanto Menem como sus familiares más cercanos –su hermano Eduardo, su sobrino Adrián y sus hijos Zulemita y Carlos Nair– ya casi no vienen a la provincia, y él se queda casi de forma permanente en su casa de Belgrano”, contó el diputado radical riojano Julio Martínez. “Sus colegas en el bloque lo tratan con suma cordialidad y, si puteaban por las políticas de los ’90, después se daban vuelta y le hacían un guiño”, contó otro senador.
¿Puede ser arrestado o no?
Los fueros parlamentarios otorgan inmunidad para arresto o cumplir condenas de prisión. Sin embargo, en la historia argentina hubo legisladores a los cuales les quitaron ese privilegio, para que la Justicia pudiera enviarlos a la cárcel.
Uno de los primeros fue el ex diputado Luis Luque, involucrado en el asesinato de la joven María Soledad Morales, el caso policial que sacudió a la provincia de Catamarca. En 1991, sus pares lo despojaron de esa ventaja y terminó cumpliendo 14 años de prisión como co-autor del crimen.
Otro caso más cercano, aunque poco conocido, es el de un legislador provincial de Tierra del Fuego llamado Juan Barrionuevo. El hombre era investigado por delitos de lesa humanidad y en 2004 la legislatura provincial resolvió desaforarlo.
El ejemplo más reciente es el ex subcomisario Luis Abelardo Patti, condenado por secuestro, tortura y asesinato de personas durante la última dictadura. El 23 de abril del 2008, la Cámara de Diputados resolvió por abrumadora mayoría quitarle los fueros parlamentarios correspondientes a una banca que no había asumido.