Son dos hermanos: uno es el canciller de la Argentina, el otro representa a bonistas en Nueva York. Mientras Héctor Timerman despotricaba contra el juez Griesa y los fondos buitre, en los días previos a que se concretará el default, su hermano Javier organizaba reuniones con dirigentes políticos para dejar en claro la posición de sus representados: si la Argentina le pagaba un peso más a los holdouts, ellos iban a reclamar para que se active la cláusula RUFO.
El hermano menor del canciller vive en Nueva York desde la década del 80 e ingresó a trabajar en Wall Street en 1986. Se especializó en divisas internacionales y títulos de mercados emergentes, sobre todo de Latinoamérica. Así, se transformó en lobbista de bonistas que algunos consideran “buenos”, porque ingresaron a los canjes de 2005 y 2010, y que por lo tanto resultan más difíciles de encasillar en la dicotomía oficial de “patria o buitres”.
Los negocios en Argentina siempre estuvieron en la mira del Timerman menor. En 2008, cuando Héctor todavía era embajador en Washington, buscó instalar en Buenos Aires una oficina de Bear Stearns, donde él era director de mercados emergentes. Mantuvo encuentros con inversores, con el equipo del entonces ministro de Economía, Martín Lousteau, y también con Julio Cobos, que todavía era vicepresidente. Finalmente, el fondo de inversiones quebró y fue adquirido por la poderosa JP Morgan Chase. Tiempo después, ya como director en la empresa Advanced Capital Securities, mantuvo más reuniones con funcionarios del Gobierno. Según el Registro de Audiencias de la Jefatura de Gabinete, su última reunión oficial fue en 2012. Se encontró con Fabián Dall’o, quien entonces era subsecretario de Financiamiento, bajo la gestión de Hernán Lorenzino. En la síntesis se destaca que se realizó “con fines informativos acerca del estado de los mercados”.
El hijo menor de Jacobo Timerman tenía 15 años cuando la familia debió exiliarse en Israel, luego de que su padre fuera arrestado y torturado por la última dictadura militar. Allí se recibió de sociólogo en la Universidad de Tel Aviv y luego se mudó a los Estados Unidos, donde cursó dos maestrías en la Universidad de Columbia: Finanzas Internacionales y Ciencias Políticas. Antes de entrar en Bear Stearns pasó por la sede neoyorquina del UBS (Banco de Suiza) y por Lehman Brothers, donde se desempeñó cinco años como trader. En su currículum, Timerman destaca que durante su cargo en Bear Stearns (donde estuvo 15 años) fundó y lideró el Fondo de Mercados Emergentes , “de alta rentabilidad con activos en cartera que superaban los US$ 2 mil millones”.
Como buen exponente del mundo financiero, en 2001 era muy crítico de “la voracidad del gasto público” y el “déficit crónico”. “Nadie está dispuesto a prestarle más dinero a un país que no ha sabido ordenar sus cuentas públicas. En estas circunstancias, el ajuste es inevitable”, opinaba en el diario La Nación. Y concluía: “Si no tomamos de una vez por todas el toro del desequilibrio fiscal por las astas, la Argentina se hundirá en el incierto mar del default”. Pasaron trece años.
Críticas a EE.UU.
El canciller Héctor Timerman recuperó protagonismo en la pelea con los bonistas esta semana al compartir una conferencia de prensa junto al jefe de Gabinete, Jorge Capitanich. Allí declaró que “Estados Unidos debe hacerse responsable por los actos ilegales del juez Griesa”. Horas después, el gobierno de Barack Obama respondió que no se presentará en la demanda que presentó Argentina en La Haya.
“La Argentina seguirá exigiendo que los Estados Unidos respeten el derecho soberano de seguir pagando su deuda, sin intervenciones violatorias del derecho internacional. Vamos a seguir insistiendo ante los tribunales y los organismos internacionales”, indicó Timerman. Entre esos bonistas que no pudieron recibir sus pagos están los representados por Javier Timerman, su hermano menor. En otras declaraciones públicas, el canciller Héctor Timerman dijo que los bonistas son “ladrones del asfalto” y una “manga de especuladores”.