Los policías investigados por pedir coimas y levantar un allanamiento de manera irregular por orden del juez federal Norberto Oyarbide comprometieron esta semana al magistrado y al funcionario Carlos Liuzzi. Otra vez, los cruces de llamados del 19 de diciembre pasado se convierten en una pieza clave para desentrañar los lazos entre el juez, la Policía Federal y el Gobierno.
El dato fue aportado por la defensa del subcomisario Fabio Ascona, acusado de pedir coimas de entre $ 2,5 millones y US$ 300 mil en nombre de Oyarbide para frenar una causa en su juzgado. El policía comenzó a repartir culpas hacia arriba con el fin de dilatar lo inevitable: su llamado a indagatoria y el de los policías que operaron bajo sus órdenes durante el allanamiento del escándalo. Oyarbide había ordenado el allanamiento a la financiera Propyme, pero luego de que el dueño de la firma llamara a su amigo Liuzzi –número dos de Carlos Zannini– para decirle que lo estaban allanando y pidiendo coimas en nombre del juez–, Liuzzi llamó a Oyarbide y el juez suspendió todo.
Según el escrito que presentó la abogada Valeria Corbacho, el juez federal Luis Rodríguez, que investiga a los policías, al juez y a Liuzzi, debería apartarse de la causa porque hasta el momento ordenó sólo las indagatorias de tres policías y no las de Liuzzi y Oyarbide. El juez rechazó esos argumentos, ya que la investigación está en marcha.
En el escrito, la abogada expuso no sólo a Oyarbide sino a su pareja, Claudio Blanco. Relató que luego de que Oyarbide ordenó levantar el allanamiento en Propyme y canceló el secuestro de documentación financiera, Ascona se dirigió al juzgado para hablar con el juez. Al no encontrarlo, habló con Carlos Leiva, mano derecha de Oyarbide y quien dirigía la causa. Leiva le dio un número de celular para comunicarse con el juez. Ascona dijo que llamó y fue atendido por Blanco, quien le contestó que el magistrado no podía hablar en ese momento. Ascona intentó comunicarse nuevamente pero nunca más fue atendido.
La defensora sostiene que Ascona levantó el allanamiento luego de esos intentos fallidos de comunicarse con el juez. Greppi y su abogado, Fernando Torres, sostienen que Ascona allanó su empresa para coimearlos. La causa contra la financiera tuvo un origen dudoso. Se inició por un llamado anónimo que recibió el propio Ascona.
PERFIL ya reveló que cinco horas y media antes de que la Policía Federal comenzara el allanamiento a la financiera, un teléfono utilizado por la custodia de Oyarbide llamó a Liuzzi. Charlaron durante dos minutos. Meses antes, el juez había sobreseído al funcionario de manera exprés en una causa por enriquecimiento ilícito. El llamado probaría que habría una relación cercana entre ambos.
Esa conversación fue a las 9.30. A las 15, Liuzzi se comunicó con el celular de otro custodio de Oyarbide para informarle que su amigo Greppi estaba siendo allanado y que los policías le estaban pidiendo coimas millonarias en su nombre. El juez estaba en una reunión social. Llamó a su secretario Leiva y ordenó levantar el allanamiento sin siquiera trasladarse al lugar de los hechos.