El mejor escenario posible para el oficialismo de cara a las elecciones de octubre: Cristina Kirchner llegó casi al 50 por ciento y no emergió ningún candidato opositor capaz de aglutinar al voto no kirchnerista; por el contrario, entre Ricardo Alfonsín y Alberto Rodríguez Saá, pasando por Eduardo Duhalde y Hermes Binner, había menos de seis puntos.
Con estos números, la reelección de la Presidenta parece un trámite. Su triunfo ha sido muy contundente, fruto, en primer lugar, de la situación económica, en especial del consumo, un hecho que salta a la vista si se lo compara con 2003, cuando comenzó el kirchnerismo, y más aún, con la crisis que afecta a Estados Unidos y a Europa.
“El mundo desarrollado se desmorona”, afirmó Cristina en sus primeras palabras luego del triunfo.
La victoria ha sido tan contundente que la pregunta clave es cómo seguirá esto cuando la Presidenta logre la reelección. El discurso de Cristina fue bastante medido, pero algunas pistas dio: prometió profundizar el cambio, más autonomía de la política y más democracia económica.
Traducción: buscará implementar la Ley de Medios para reducir el poder que le atribuye al Grupo Clarín y favorecer a empresarios mediáticos amigos e intentará capturar más dinero, por ejemplo, de la renta agrícola, para que su gobierno pueda seguir sosteniendo el consumo y el empleo.
(*) Periodista y escritor, su último libro es Operación Primicia.