El almuerzo de ayer entre Cristina Kirchner y el papa Francisco es el resultado de la reconstrucción de una relación que supo ser muy tensa: la del entonces cardenal Jorge Bergoglio con el matrimonio presidencial. Cuando se convirtió en sumo pontífice, la jefa de Estado entendió que no podía estar enemistada con la máxima autoridad del Vaticano, y el Papa, que no podía tener una mala relación con la presidenta de su país. “El no es como el cardenal Sandri, que se fue a Roma. El es de acá, es de Flores. Hasta ser consagrado papa vivía acá y era el arzobispo porteño. Le preocupan los temas argentinos”, graficó un ex funcionario de la Cancillería en diálogo con PERFIL. Más allá de que la decisión política de un acercamiento fue de Cristina, hubo varios intermediarios que sirvieron para volver a tejer un buen vínculo entre ambos. Una de ellas es la militante por los derechos humanos y ex jueza Alicia Oliveira, amiga de Francisco de toda la vida. Otra es la periodista Alicia Barrios, también muy cercana al Sumo Pontífice. Por el lado del Gobierno, el operador más conocido es Eduardo Valdés, ex vicecanciller de Rafael Bielsa. A Valdés, el Papa le entregó una carta con la invitación para el almuerzo que mantuvieron ayer. Fue después del partido interreligioso por la paz, que se celebró en el estadio olímpico de Roma.
Antes, CFK y el Papa habían mantenido un contacto telefónico, en presencia de Barrios. La jefa de Estado la llamó preocupada por el accidente que sufrió su sobrino, Emanuel Bergoglio, en el que perdió a sus familiares más cercanos. El le preguntó por la salud de su madre, Ofelia Wilhelm, que había sido internada con una descompensación general. Eso ocurrió a mediados de agosto. A partir de allí, el Papa le preguntó a Valdés si sabía si Cristina iba a estar cerca de Roma en las siguientes semanas, Valdés le comunicó que estaría en Nueva York para la asamblea anual de la ONU. Entonces, decidió invitarla. Dicen que cada vez que dialoga con Francisco, Valdés va a la quinta de Olivos y se reúne con Cristina Kirchner para contarle los detalles.
La Presidenta viajó a Roma con una nutrida comitiva, y Francisco se tomó el tiempo para saludar a cada uno de ellos. Fue encabezada por tres camporistas, los diputados nacionales Andrés “Cuervo” Larroque y Eduardo “Wado” de Pedro. También estuvo el vicepresidente de la Cámara de Diputados bonaerense, José Ottavis, miembro de la cúpula de la agrupación juvenil. Y su vocero: Hernán Reibel. No es casual: el encuentro se produce a una semana del bautismo político del líder de La Cámpora e hijo presidencial, Máximo Kirchner, en un acto en Argentinos Juniors. La Presidenta demostró, una vez más, que se recuesta sobre la agrupación juvenil. También estuvieron, entre otros, el secretario de Legal y Técnica, Carlos Zannini, uno de sus hombres de mayor confianza; el ministro de Relaciones Exteriores, Héctor Timerman; el secretario general de la Presidencia, Oscar Parrilli; el vocero presidencial, Alfredo Scoccimarro; los intendentes Fernando Espinoza (La Matanza) y Patricio Mussi (Berazategui); el dirigente radical K Leandro Santoro; la hija de desaparecidos Victoria Montenegro; el senador Aníbal Fernández; el presidente de la Cámara de Diputados, Julián Domínguez; el secretario de Culto, Guillermo Oliveri; Barrios y Valdés.