Vecinos de El Bolsón sumaron una denuncia a la lista de faltas de Joseph Lewis, el multimillonario británico, terrateniente patagónico y amigo de Mauricio Macri. A pocos meses de que empiece a funcionar su central hidroeléctrica sobre el río Escondido, en Río Negro, grupos indígenas, ecologistas y cooperativas locales plantean que existen diversos incumplimientos: plazos vencidos, omisión de construir una estación transformadora y falta de información sobre permisos e impacto ambiental. Pese a esos planteos, el amigo presidencial está a un paso de convertirse en proveedor energético del Estado.
El plan de Lewis, quien es dueño de 12 mil hectáreas y tiene semiprivatizado el lago Escondido, es vender la electricidad que producirá su represa. ¿A quién? Si bien en un principio se suponía que iría exclusivamente para la localidad de El Bolsón (que arrastra graves problemas energéticos), el propio ministro de Energía, Juan José Aranguren, blanqueó que Lewis busca negociar con el “Sistema Argentino de Interconexión en su conjunto, y no con una ciudad en particular”.
Ante un pedido de informes de la senadora Magdalena Odarda (CC-ARI), Aranguren confirmó que “Patagonia Energía SA (la empresa de Lewis) manifestó la intención de participar de las licitaciones públicas del Estado nacional”. En su escrito, Aranguren planteó que no hay puntos “novedosos” o irregulares en la pretensión de Lewis de ser proveedor estatal. Y si bien el magnate británico cuenta con ese guiño de Aranguren y hasta con una relación personal con el Presidente, tampoco descarta exportar la electricidad a Chile, tal como reveló el presidente de la empresa Patagonia Energía, Nicolás van Ditmar, al diario Río Negro.
En la provincia patagónica nadie duda de que Lewis logrará su objetivo. “En la Argentina se siguen haciendo negocios millonarios con el agua, que es de todos”, protestó la senadora Odarda. El emprendimiento de Lewis, sin embargo, ya se encuentra en infracción. En 2010, la Legislatura de Río Negro lo autorizó casi por unanimidad (el bloque del Frente para la Victoria también votó a favor) a explotar ese recurso hídrico durante treinta años. A cambio, la provincia recibiría el 12% de los ingresos de la represa. Según el contrato, Lewis tendría cinco años para concluir la represa y su central, plazo que venció hace ocho meses.
Esa es una de las irregularidades que señala el grupo de militantes y vecinos que nunca terminó de aceptar la omnipresencia de Lewis en la Patagonia. Pero no es la única. La comunidad mapuche Folil, la Mesa de Integración y Fomento Rural Mallín Ahogado, la Asociación de Productores El Bolsón, la CTEP Cordillera, la Sociedad Ecológica de El Bolsón y la Cooperativa Awka Mallín enumeraron una lista de faltas cometidas por la empresa de este inglés de 79 años, uno de los hombres más ricos del mundo.
Por un lado, recordaron que la ley de 2010 indica en el artículo 6 que la empresa de Lewis debía construir, en el lapso de cinco años, una estación transformadora de energía en Los Repollos (a unos 20 kilómetros de El Bolsón), algo que todavía no ocurrió. “El incumplimiento acarreará la extinción de la presente concesión”, afirma la ley.
En reemplazo de esa obra, Patagonia Energía puso en marcha un cableado subterráneo de 35 kilómetros que va desde la represa hasta la estación transformadora de El Bolsón. El zanjeo, a cargo de una empresa tercerizada y amiga de Lewis, atraviesa la Reserva Forestal Loma del Medio-Río Azul. “No cuenta con las autorizaciones de la Dirección de Bosques, ni los estudios de impacto ambiental, la consulta previa ni la información a los pobladores”,, lamentaron los vecinos del amigo de Macri.
Cuando fue anfitrión del presidente
Dentro del terreno de 14 mil hectáreas de Joe Lewis, en su lujosa mansión de 8 millones de dólares, ahí descansó el presidente Mauricio Macri en Semana Santa. La amistad del Presidente con Lewis, sumada al hecho de que usó el helicóptero privado del empresario inglés, le costaron algunas críticas y una denuncia (de resultado aún pendiente) ante la Oficina Anticorrupción.
Esa excursión derivó en explicaciones incómodas por parte de voceros presidenciales. Sobre todo por los antecedentes de Lewis: además de la represa del río Escondido, Lewis privatizó de facto el acceso al lago Escondido, tras haber comprado esas tierras en 1996. En 2009, el Tribunal Superior de Justicia de Río Negro falló a favor de un amparo para habilitar el ingreso y generar uno accesible. Hoy, llegar al lago es una odisea.