Cumple veinte años en la música y tiene previsto para celebrarlo veinte actuaciones en el Opera City en noviembre. El 2 de octubre lanza su CD Unico; y ahora está de gira por Europa, donde cantará junto a Serrat. Abel Pintos es uno de los artistas jóvenes de mayor proyección del momento. Y parte de su éxito tiene que ver con su nuevo look. Lejos quedaron los ponchos con los que se subía al escenario en sus comienzos, hoy juega con camperas de cuero, sweaters a lunares, y sombreros alados que muchos de sus 2.910.040 seguidores de Facebook y de sus 918 mil de Twitter quieren tener. Y la responsable de este cambio de vestuario es la asesora de imagen María Santalice, quien reveló a PERFIL los secretos del cantante.
—¿Cómo empezaste a trabajar con él?
—Empecé hace ocho años. Lo conocí por intermedio de un amigo. Yo justo me recibía cuando él estaba por sacar su disco Revolución, que representaba un cambio musical y me ofreció ocuparme de su imagen porque quería renovarse.
—¿Cómo es trabajar con él?
—Muy fácil porque nos conocemos mucho. Sé todos sus gustos y a la hora de armarle un outfit no necesito ni verlo. Además, él me da mucha libertad. Pocas veces tuvimos un no.
—¿Quién le diseña la ropa?
—Yo creo todo en mi cabeza, y mi mano derecha, Martín Ceballos, el diseñador de mi estudio, lo lleva a la tela a la perfección. Todo lo que usa Abel es exclusivo. Se hace para él. Antes trabajaba con marcas, pero ya no.
—¿Qué cosas le gustan y qué cosas sabés que no le pondrías nunca?
—Le encantan los pantalones chupin. El es muy familiar y espiritual, y ésa es su onda. Y su público es igual. Por eso, no usa estampados militares ni dibujos provocadores, nada de calaveras, ni cuchillos. Le encantan las camisas estampadas, y las chaquetas de cuero.No suele poner restricciones. Y si algo no le convence, le encontramos la vuelta.
—¿Y los sombreros?
—Eso tiene que ver con que un día apareció rapado, así que se me ocurrió incorporarlos. Y a la gente le encantan, y no hay muchos artistas que jueguen con los accesorios. Ahora también incorporé los anteojos de lectura, le divierten mucho. Si le das 25 pares, te usa siete en un día.
—¿En qué te inspirás?
—En los músicos de afuera. Generalmente, miro la moda british. Y Abel es tan alto que todo lo fit –al cuerpo– le queda perfecto. Particularmente, para los pantalones al tobillo y con ribetes de color en los costados me inspiré en Michael Jackson; para las chaquetas en Freddie Mercury y Pharrel Williams; y para los sombreros en Stevie Ray Vaughan.
—¿Cómo es su armario?
—En el estudio le guardo todo lo que es ropa de show. Y en su vestidor está todo lo que es prensa y vida personal. Igual no tiene tanta ropa porque se la voy renovando. Constantemente le mando cosas y le saco otras.
—¿Cómo se dio el cambio rotundo entre el look folclórico y éste?
—Es que Abel hizo un gran crecimiento profesional y espiritual. Y ese cambio interno también se vio reflejado en lo exterior.
—¿Y qué dijo el público?
—Cuando empezamos y yo subía fotos a las redes sociales muchos lo criticaban y a mí me afectaba. Pero después empecé a diseñar sin pensar en el qué dirán y listo. Yo quería que él marcara un estilo, y si eso implicaba ser vanguardista y que hablaran, mejor para nosotros. La gente no está acostumbrada a ver moda en un show. Y lo estoy logrando. Hoy la gente se va del recital queriendo ponerse lo mismo que usa él.
