La euforia ya pasó y Amsterdam intenta recuperar su meticuloso y sistemático ritmo habitual. Cientos de empleados limpian las calles y ya casi no quedan rastros de los souvenirs que tan sólo cuatro días antes podían encontrarse por doquier, ni tampoco del paso de casi 800 mil personas que quisieron ver la entronización de Máxima y el príncipe Guillermo de Holanda.
Lo único que se mantuvo intacto fue la Nieuwe Kerk, o Nueva Iglesia, ubicada frente a la plaza Dam, que fue escenario de ese momento histórico para la monarquía de ese país. Allí se han oficiado las bodas y las asunciones al trono de la familia real de Orange. También los funerales. Es decir, ha sido el marco de momentos felices y de los otros para la corona.
La Nueva Iglesia tiene una importancia trascendental en la ciudad, y este 30 de abril albergó a miles de invitados de todo el mundo que asistieron a la investidura del príncipe Guillermo Alejandro y Máxima Zorreguieta. Por eso, permaneció intacta como aquel día para abrir sus puertas sólo por el 1º y el 2 de mayo para que los ciudadanos también puedan visitarla tras la asunción al trono. Esta es una tradición: tras cada acontecimiento de relevancia, las puertas de la iglesia se abren para que los visitantes puedan apreciar la atmósfera de la ceremonia, y así potenciar la cercanía del pueblo con su monarquía y satisfacer la curiosidad de los turistas. La gente pudo ver las sillas de los invitados, los dos tronos de los monarcas y los arreglos florales realizados con tulipanes, narcisos y jacintos, junto a anémonas, begonias, azucenas y fresias. Flores típicas del país, que representan cada una distintas regiones.
Pero el mayor atractivo fue el escenario frente a la plataforma del siglo XVII del coro de la iglesia, lugar donde el nuevo rey juró como monarca y prometió fidelidad a la Constitución. Miles de holandeses y turistas hicieron largas filas para poder entrar en la iglesia. Con sus cámaras de fotos, celulares y tabletas registraron cada uno de los rincones del lugar. Muchos incluso vistieron ropas anaranjadas, el color de la casa real de los Orange-Nassau.
El 11 de mayo, la Nueva Iglesia de Amsterdam abrirá nuevamente sus puertas para una exposición única: las investiduras reales. Durante cien días –hasta el 18 de agosto– en la iglesia se recrearán las ceremonias de asunción al trono de siete generaciones de la familia de Orange-Nassau.
Holanda es una de las 12 monarquías europeas. Desde 1813, sus monarcas han pertenecido a esa casa real. Los momentos más importantes de los reyes Guillermo I, II y III, de las reinas Guillermina, Juliana y Beatriz, e incluso de Guillermo Alejandro –que decidió mantener su nombre como monarca en vez de llamarse Guillermo IV–, pasarán a formar parte del recorrido turístico de Amsterdam por esos días.
La Nueva Iglesia organiza esta exposición junto con el Museo Nacional del Palacio Het Loo, el más impresionante de los Países Bajos, que facilitará las prendas usadas por los monarcas en las respectivas asunciones, así como objetos históricos de las colecciones de los Archivos Reales y el Archivo Nacional y del canal público de la TV holandesa.