El "efecto Máxima" ya trasciende las revistas del corazón. Desde que la joven argentina se casó con Guillermo de Orange en 2002, Argentina dejó de ser un país desconocido para los holandeses. Y, ahora, con el furor por la coronación de los nuevos reyes, los usos y costumbres y la cultura argentina cobraron un nuevo impulso, generando oportunidades comerciales a los dos lados del Atlántico. Cadenas de parrillas argentinas florecen en Amsterdam, al tiempo que se vende merchandising de la reina consorte en las ciudades más pobladas del país.
Los Países Bajos se convirtieron en el segundo destino, detrás de España, de las exportaciones argentinas a la Unión Europea (UE). Desde 2000 hasta 2012, las ventas de Argentina a Holanda –comestibles, soja y productos químicos– aumentaron 275%, hasta alcanzar los 1.835 millones de euros. En ese mismo período, las importaciones holandesas –combustibles, lubricantes, maquinarias y productos farmacéuticos– crecieron 227%, trepando hasta los 729 millones de euros.
"El efecto Máxima, seguramente, favorece el conocimiento mutuo entre los países, lo que podría resultar posteriormente en el aumento de negocios. Al mismo tiempo, es algo difícil de cuantificar", explicó a PERFIL Inés Rzadzinska, asesora económica de la embajada de Holanda en Buenos Aires.
Según Damián Di Pace, especialista en Marketing Estratégico y responsable de la consultora Focus Market, Máxima Zorreguieta se convirtió en la principal embajadora argentina en Holanda. El autor del libro El Futuro del comercio minorista en Argentina viajó a Holanda en enero pasado, cuando la reina Beatriz anunció que abdicaría en favor de Guillermo. “Hay un efecto político, económico y cultural a partir de la coronación de Máxima. Cuando llegué a Holanda vi parrillas argentinas cada cien metros. Máxima es una embajadora argentina que nos representa a nivel cultural”, aseguró, al tiempo que señaló que el turismo en ese país cada vez se enfoca más en la pareja real.
En la tierra de los tulipanes, los molinos de viento y las bicicletas, se multiplican por doquier los restaurantes con sello argentino, llamados La Pampa, Evita y Gauchos. En esos locales, hay fotos de Carlos Gardel, imágenes de River Plate y Boca Juniors en las paredes y, además, se vende yerba mate y dulce de leche, promocionado como “el manjar que consumía la reina”. Todo motorizado por la enorme popularidad de la argentina.
Aunque como reina consorte sólo tendrá un rol protocolar, los holandeses destacan que Máxima “humanizó” al nuevo monarca. Además, tiene por delante la importante tarea de criar a la nueva heredera, su hija mayor Catalina Amalia, de 9 años.
Gran parte de la sociedad holandesa parece haber olvidado que su padre, Jorge Zorreguieta, fue funcionario de la última dictadura militar. Más allá de sus nuevas responsabilidades, la reina consorte afianzó en la última década los lazos comerciales y culturales entre los dos países. Y, ahora, también convirtió a la Argentina en un ícono cultural y comercial que seduce a los holandeses.