PROTAGONISTAS

el fenomeno de los "padres-abuelos"

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Sensación transitoria de rejuvenecimiento. Respecto al patrón que puede describirse de los hombres que tienen hijos a una edad avanzada, hay que diferenciar a aquellos que luego de una separación de un primer matrimonio constituyen una nueva pareja y vuelven a tener hijos de aquellos que reiteran la misma situación con distintas parejas. Se puede adelantar que estos casos están motivados por una idealización de la nueva situación que encaran, que como toda idealización al poco tiempo cae. Desde el punto de vista de lo que puede significar en el imaginario social, los posiciona como aquellos “que pueden”, es decir: es una muestra de poder que se acompaña con una sensación, también transitoria, de rejuvenecimiento. Que esa imagen esté transmitida e interpretada de ese modo en el imaginario social, como si de un valor se tratara, es contraproducente pues, en el fondo, ese rápido pasaje de una pareja a otra y a otra marca claramente que los miembros de la pareja no pueden sostener proyectos comunes y que, ante las menores dificultades que se presentan, como es habitual en las parejas, encuentran “motivos” de desvinculación.

*Enrique Mario Novelli, Psicoanalista. Miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina.

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Nuevos hijos, el ballottage familiar. Es innegable que un hijo después de los 50 puede producir en el hombre un sentimiento de bienestar, de rejuvenecimiento o de afirmación de su hombría en un momento de la vida en que la siente menguada a pesar que, desde lo biológico, mantenga su capacidad reproductiva. Pero la presencia de un hijo al servicio excluyente de afirmar una condición narcisista es sintomática y de resultado catastrófico y sólo tiene sentido benéfico si se asienta en un contexto de amor al otro. El hombre, antes, no tenía derecho a romper lo que Dios había unido. La libertad de una nueva chance, por supuesto, no asegura una próxima felicidad. Siendo el hombre alguien que tropieza dos veces (o más) con la misma piedra, es bastante probable que una ruptura matrimonial sea el punto de arranque de otro ciclo que culmine de idéntico modo. Pero si, por el contrario, suponemos que en esa pareja el fracaso dejó como saldo un aprendizaje, es de esperar que encaren “el ballottage” con mayores probabilidades de éxito. Y, en esos casos, los hijos podrían ser expresión de una estabilidad amorosa o familiar prometedora.

*Harry Campos Cervera, Especialista en psiquiatría; miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina.