Apareciendo. Así –en gerundio– es el nombre del trabajo artístico de Gabriel Orge, el fotógrafo cordobés que esta semana proyectó sobre la pared de un edificio el rostro de Santiago Maldonado, el joven de 28 años que está desaparecido desde el 1º de agosto en la provincia de Chubut. “Aparecer lo que fue desaparecido es una forma simbólica de pedir justicia y activar la memoria a través de un hecho estético, de una acción poética”, dice Gabriel a PERFIL.
El viernes pasado, después de las repercusiones de su puesta, Gabriel pudo haber dejado la imagen en ese edificio de la capital cordobesa. Sin embargo, este fotógrafo de 50 años prefirió ir a la marcha. “Fue emocionante sentir que la sociedad es capaz de exigir justicia, de participar, de expresarse y proteger la democracia ante los hechos sucedidos en Córdoba. Las víctimas de la represión sostienen que fue Gendarmería y a un mes de la desaparición el Gobierno no da respuestas”, opina Orge.
El lunes pasado caía la tarde en el barrio cordobés Cofico cuando, en la intersección de las calles Roque Sáenz Peña y Bedoya, comenzó a aparecer el rostro de Santiago Maldonado. La gente que pasaba caminando se asombró al ver la imagen a medida que la luz bajaba y la foto ganaba nitidez. Desde la terraza de su edificio, Gabriel proyectaba la imagen como alguna vez lo hizo con la de Julio López.
Fue en septiembre de 2014 cuando comenzó con este proyecto. En esa misma pared, a ocho años de su desaparición, proyectaba la imagen de López. “El objetivo es hacer aparecer una imagen que tiene que ver con un contexto social y político actual, con una desaparición en democracia”, explica Gabriel, quien desde ese momento dio rienda suelta a su creatividad y comenzó a hacer las proyecciones en escenarios naturales. Por eso, unos años después, volvió a proyectar la imagen de López, esta vez sobre unos arbustos en el río Ctalamochita. Esa imagen con los ojos cerrados impresiona: su cabeza queda como recortada por el contorno de las plantas y sale del río. “Lo que hago ahí es editarla de acuerdo a la forma sobre la que se proyecta para generar ese efecto”, cuenta.
Gabriel viene proyectando otros desaparecidos en Córdoba, como el rostro de Facundo Rivera en el edificio de los Tribunales. También realizó varias intervenciones en Buenos Aires, Chile y Paraguay y trabajó con pueblos originarios que fueron masacrados, con comunidades qom y mapuches, entre otras. La semana pasada, a Gabriel le empezó a dar vueltas la idea de hacer lo mismo con Maldonado. “Papá, lo hiciste con Julio López, ¿no lo vas a hacer ahora?”, le dijo su hija Lola, de 17 años. Entonces Gabriel llevó su cañón y desde su terraza proyectó la imagen sobre aquel mismo edificio donde había hecho lo de López.
“La gente comenzó a pararse en la calle y sacarle fotos. Por esta cosa que tiene la tecnología, a la hora ya se encontraba en las redes sociales”, cuenta Gabriel, quien recibió en su mayoría comentarios positivos, aunque también tuvo algunos que son signo de este tiempo. Como el de una mujer que pasó y le dijo: “Ya me tienen cansado los K con todo esto”. Y un hombre, desde un auto, le gritó: “Por qué no proyectás una de Marilyn Monroe”.