Este año, muchos de ellos ocuparon tapas de revistas y horas enteras en los programas de chimentos a raíz de sus romances, separaciones e incluso, porque fueron padres o están por serlo. Por eso, a la hora de ratonear, ya no resultan indiferentes para las mujeres argentinas.
En la escala de los más deseados, quien se pone a la cabeza es Alejandro Fantino, con el 24% de los votos. En segundo lugar quedó Santiago del Moro, con el 21%; y el podio lo cerró el gerente de noticias de Telefe, Rodolfo Barili, con el 16%. Los siguieron Roberto Pettinato, con el 13%; Germán Paoloski, con el 10%; Leo Montero, con el 9%, y Jorge Rial, con el 7%. Así lo determina una encuesta que realizó la red social de infieles Ashleymadison.com a 2.987 argentinas de todo el país.
Si bien todos los consultados por PERFIL se mostraron sorprendidos, coincidieron en que gustar es parte de su trabajo. “Me encanta que me elijan, la tele es imagen y traspasar la pantalla, calentar o excitar al que está del otro lado cuenta y vale tanto como hacer una buena nota”, dijo Fantino.
Por su parte, Del Moro reconoce que “es supergratificante”, pero no quiere hacerse cargo de ese deseo que genera porque “es un camino de ida”. “La verdad es que uno trata inconscientemente de seducir todo el tiempo, de agradar. Mucho más nosotros, que trabajamos en la televisión y nos exponemos.
De hecho, para la tele soy un tipo superprolijo, pero en mi vida personal soy un reo. Mi mujer me ruega que me saque el jogging viejo”, detalla el conductor de Infama e Intratables.
En la misma línea se ubica Rodolfo Barili –gerente de noticias y conductor del noticiero central de Telefe–, quien asegura que “es un mimo para el ego que todos los que trabajamos delante de una cámara tenemos. Aunque lo que generamos en el otro es inmanejable. Por mi parte, trato de que la imagen que el televidente tenga de mí sea lo más auténtica posible, coherente y sincera. Con el tiempo eso se va logrando y después de veinte años el estudio de tevé resulta como tu living”.
Imagen. A la hora de ratonear, ellos saben utilizar sus recursos. “Mi voz gruesa resulta seductora y los ojos claros son también un punto a favor; incluso, mi prolijidad. Un día me puse gel porque me decían que daba muy nene y nunca más me lo saqué”, relata Barili, quien para mantener su físico elige jugar al paddle una vez por semana con amigos y para “alimentar el alma”, tocar la guitarra.
Su compañera en el noticiero, Cristina Pérez, apoya la moción: “Creo que Barili reivindica el buen gusto y la elegancia, y que con una corbata y un traje también se puede seducir. Hoy hay mucho metrosexual y parece que los hombres compiten por la cantidad de tachas que tienen en la campera. Además, las mujeres estamos cansadas del estereotipo del galán; hoy valoramos la elegancia y el discurso”.
Fantino ubica en los ojos su arma de seducción: “Creo que a más profundidad de mirada, más éxito en el sexo opuesto”. Por su parte, Leo Montero entiende que su simpatía, su “chamullo” y su “lomo” son su fuerte. “La sencillez del cordobés del interior siempre garpa. Y después, el cuerpo. Entreno todos los días, juego al básquet profesionalmente, hago natación, fierros… todo. Soy un deportista. Pero ojo, si no tenés nada para decir, por más lomo que tengas, no sirve.”
A las claras, la pinta no lo es todo. Francisco Goic, director de la red social que realizó la encuesta, explicó que eligieron hacerla sobre conductores “porque son líderes de opinión y porque trabajan en la realidad. El actor, en cambio, trabaja en la ficción, y muchas veces la gente asocia el personaje con la persona. En los conductores se valora que son más reales y en ellos influye tanto su atractivo físico como su forma de expresarse”.
Del Moro lo sintetiza: “La imagen acompaña el discurso; no tenemos la facha del galán pero nos acercamos con lo que hablamos”. Y Barili suma: “Estamos obligados a estar informados de todo. Y supongo que el saber atrae; lo que se dice y cómo se dice seduce”.
En la misma línea, Fantino, quien dedica dos horas por día a entrenar y otro tanto a leer, opina: “La seducción pasa por lo que se piensa y por cómo se habla más que por los abdominales marcados. A los 42 importa estar bien parado ante la vida. Se seduce con conversación y buen sexo, con miradas y cuidando a quien decide pasar quince minutos o dos días con vos”