Desde hace unos 25 o 30 años el deporte aumentó su nivel de profesionalidad. Esto hizo que equipos y deportistas individuales sumaran personas expertas no solo en lo físico sino también en lo emocional y psicológico. “Hay que ayudarlos a que puedan manejar la presión tanto cuando les va bien como cuando les va mal”, explica a PERFIL el psicólogo experto en atletas de alto rendimiento Juan José Grande.
Entre los deportistas con los que trabajó se encuentran Juan Martín del Potro, Leonardo Mayer y Federico Delbonis; también los esgrimistas Pascual e Isabel Di Tella y Los Teros, la selección de rugby uruguaya. De esta manera puede mantenerse en contacto con sus dos pasiones, ya que además de ser psicólogo también fue corredor profesional de yachting y disfruta del deporte.
—¿Cómo se trabaja con deportistas de elite?
—La figura del psicólogo es un poco persecutoria. La gente piensa que va a estar observando todo, analizando todo y sacando conclusiones desde el primer segundo. Si uno logra establecer un vínculo más natural con los jugadores y hace su trabajo de una forma ordenada, los deportistas comienzan a tener confianza en el profesional y la cosa empieza a fluir de una manera más ventajosa para ambos.
—¿Qué se intenta lograr?
—Desde mi punto de vista la clave es trabajar en que la persona esté integrada; tanto su parte emocional como la funcional. Lo mejor es hacerlo con tiempo porque después, cuando estás a tres meses de la Copa Davis o una clasificación para el Mundial, no podés estar trabajando muy profundamente cosas que ya deberían estar cerradas.
—¿Cómo se logra?
—Hay un concepto al que llamo “tanque emocional”. Tiene que ser lo más grande posible para poder utilizarlo en momentos de mucha presión y se llena con los seres queridos y aquellas personas íntimas. Es importante tenerlo bien cuidado. La idea extraordinaria que pudo realizar Juan Martín de ir con sus amigos al US Open fue realmente un marco muy positivo para él.
—¿Eso lo ayudó?
—Absolutamente. El rincón es un refugio. Cuando está esa cantidad de amigos, tu entrenador, tu preparador físico y más, es importante. Muchas veces los jugadores necesitan mirar ese refugio para poder sostener la inclemencia de lo que es la competencia de alto rendimiento.
—¿Qué sienten al competir como en el US Open?
—En la previa del partido, independientemente del deporte que sea, se siente presión, nervios, una tensión interna a la que es imposible escaparse, y una expectativa muy grande de que el resultado sea positivo. Todos tienen miedo a que las cosas no salgan bien.
—¿Cómo se maneja eso?
—No hay reglas únicas. En mi opinión, ciertas horas antes de la competencia hay que dejar el celular de lado. Para mí, los videos motivacionales no hay que mostrarlos el día de la competencia o la noche previa. No es que no puedan servir, pero la emoción no es dirigible o controlable. Si vos pegás un golpe emocional podés sacar al deportista de la concentración que necesita.
—¿Y las redes sociales?
—Hay que saber que existen, que se está expuesto a un montón de comentarios y que como deportista hay que cuidarse de eso. No hay que exponerse en la previa a competir para no perjudicar la concentración. De repente alguien te dice algo desagradable o simplemente miente sobre vos y eso te desequilibra. Por lo general soy bastante determinante respecto de evitar las redes sociales en la previa a una competencia donde la persona tiene mucha presión.
Presiones. Juanjo, como lo llaman, estuvo en el último US Open acompañando a Federico Delbonis. Durante el torneo también vio a Del Potro y aprovechó para saludarlo. “Para mí una vez por año es importante acompañar al deportista en una competencia que sea muy significativa. Lo que puedo ver en el consultorio o al hablar por Skype es muy distinto a lo que se vive en los días previos a la competencia”, señaló a PERFIL.
—¿Cómo manejan los deportistas la exposición?
—Se van acostumbrando. Con los años se sueltan e incorporan herramientas que ayudan a manejar la televisión o la fama de una forma natural.
—¿Y las críticas? En Argentina el segundo puesto parece mala palabra
—Es una manifestación más de nuestra inmadurez. La madurez es poder soportar pequeñas dosis de frustración y el inmaduro no resiste eso. Entonces si ganás sos un héroe y ese mismo héroe es denostado cuando no gana el próximo campeonato.
—¿El deportista puede manejar eso?
—Con mucho esfuerzo porque está expuesto a esa barbarie. Por más que se trabaje en entender y lo puedas hacer de forma lógica, es imposible que en algún momento no te roce y afecte. Hay que darles la mayor cantidad de argumentos para que puedan entender que es una manifestación enferma de la sociedad.
—¿Se pueden racionalizar las lesiones?
—En los deportistas de alto rendimiento son como el error en el juego, forman parte de su vida. Sin embargo, pueden ser una invitación a pensar y reforzar aspectos que uno, estando en competencia, quizá no puede hacer. Juan Martín pasó momentos muy difíciles, pero tiene una gran capacidad de resiliencia, de poder autoconvocarse y automotivarse. Siempre está muy ayudado por su familia y amigos. Pudo salir de esas situaciones que se repitieron demasiadas veces con sus muñecas y hoy en día disfrutar de este momento.
—¿Extrañan la cotidianeidad?
—Sí claro. Pero se consigue cuando se está afuera si no son demasiado conocidos. Para Juan Martín es más difícil, lo reconocen en todos lados. En el país están más expuestos a que les pidan fotos hasta en el supermercado. Igual se convive con eso y no necesariamente es una molestia.
Mejor, acompañado. Juan José Grande explica que una pareja estable a partir de cierta edad puede ser muy importante. “No digo que sea imprescindible, pero creo que no es una casualidad que Mirka, la mujer de Federer, lo acompañe siempre. Creo que ella es constitutiva del éxito de él. Djokovic está casado y tiene hijos. Rafael Nadal tiene una novia hace muchísimo tiempo. Uno va al circuito y ella está siempre con él”, indica a PERFIL. Además cuenta que viajar acompañado saca de la rutina al deportista y enriquece su día a día. Eso puede tener una influencia directa y positiva en el tanque emocional para ayudar a soportar los momentos de gran presión, esos que llevan a preguntar cómo pueden aguantar. “En esas ocasiones de tensión creo que las personas que están secas emocionalmente están en una desventaja gigantesca porque no pueden tener esa parte de motivación que se da cuando uno tiene muchas razones para estar bien”, cierra el psicólogo deportivo.