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la emocion de marilina ross

“La ceremonia fue mucho más de lo que esperaba, no paré de lagrimear”

Esta semana, la cantante y Patricia Rincci festejaron su unión con una celebración presidida por una guía espiritual. Ellas se habían casado por civil el pasado 22 dejulio.

Unidas. Marilina y Patricia exhiben sus respectivas alianzas.
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Aquella historia de amor que comenzaron a escribir hace ocho años –y que afianzaron con el casamiento por civil hace casi cuatro meses – tuvo su cierre el miércoles por la noche con una celebración espiritual que, dicen, las unió “más allá de la vida”. Así eligieron celebrar su casamiento Marilina Ross y su pareja, Patricia Rincci.
“Fue mucho más de lo que soñé, no paré de lagrimear”, dijo con la alegría a flor de piel la cantante, que se prepara para dos funciones en el teatro El Nacional el 22 y el 23 con su show Sólo 70, que no sólo habla de la edad que tiene, sino de su situación actual. “Cuando compuse la canción que lleva el nombre del show era mucho más joven, y lo hice mirando a una pareja que se besaba con amor y pasión en el banco de una plaza. Y toda mi vida se la canté a ellos. Pero ahora soy yo la que vive eso y me la canto a mí misma”, lanza Marilina, al tiempo que sentencia que el amor la agarró “jovata y con un enfisema pulmonar, pero a Dios gracias”.
La celebración, que duró alrededor de media hora, se realizó en el jardín del restaurante mexicano María Félix, de Martínez, cuya dueña es la pareja de Sandra Mihanovich. “Fue una ceremonia maravillosa, única. Mariana Beláustegui fue la guía y pasó por todas las religiones y ritos. Se basó en una sumatoria de signos de amor y en la unión con el universo. Nos gustó la idea porque tiene que ver con todo lo que se viene, con la apertura mental y de corazón; con un cambio de paradigma que algunos ya estamos viviendo”.
El Ave María cantado por Sandra Mihanovich y con Angel Mahler en el piano creó el clima perfecto para la ocasión. Entonces, se vio entrar a las dos del brazo de Eduardo Le Poole, marido de Norma Aleandro. “El fue nuestro padrino, nos apoyó muchísimo en muchos malos momentos, nos iluminó y por eso lo elegimos”, cuenta Marilina con la voz quebrada de felicidad al recordar lo vivido ese día. Es que los momentos emotivos fueron varios. “Pasar un cuenco de bronce con alcanfor encendido y humeante frente a mi amor y luego por delante de nuestros invitados fue lo que más me emocionó. En ese cuenco quemamos papelitos en los que habíamos escrito todo lo que deberíamos cambiar de nosotras mismas para hacer feliz a la otra. La particularidad del alcanfor es que, al quemarse, no deja siquiera cenizas, sólo hace un humo que invita a todos a hacer comunión con esa idea. En otro momento, mi hermano le puso a Pato un collar de flores dándole la bienvenida a la familia, y una prima de ella me puso otro a mí. Fue un símbolo hermoso. Luego nos abrazamos bajo un manto blanco que simbolizaba la unión, y también intercambiamos alianzas”. Marilina además cantó una canción llamada Quién me iba a decir a mí y se la dedicó a su esposa, emocionándo a todos los presentes. Pero también hubo tiempo para la fiesta y la risa. “Bailé hasta las 3 de la mañana sin parar y me divertí muchísimo. Me olvido de que tengo esta edad y la mitad de la capacidad de mis pulmones”, esboza riéndose, para enseguida cambiar el tono de voz y, con la satisfacción de quien se siente feliz, reflexionar: “La ceremonia cerró un circuito que estaba con puntos suspensivos, nos unió más y nos elevó”