PROTAGONISTAS
Tienen entre 18 y 23 años

La pesada herencia de ser los hijos de las leyendas del rock

<p>Son parte de una misma generación de padres músicos. Están iniciando sus carreras musicales; quieren hacerse un camino propio.</p>

| Télam

No le toca a cualquiera: una cosa es escuchar en la radio De música ligera, El rock del gato o Matador y otra es estar sentado en la mesa familiar y que tu padre, el compositor de la canción, te la cante para vos. Su infancia sabe más de discos y guitarras que de juguetes y ahora, que tienen entre 18 y 23 años, empiezan a asomarse en la escena musical. Benito, el hijo de Gustavo Cerati; Daland Gutierrez, el de Juanse; Simón el de Zeta Bosio; y Florian, el de Vicentico, dan sus primeros pasos  en la música. Todos –además de haber heredado el talento y un parecido que los delata– llevan consigo a cuestas cierto peso: ser los hijos de...

Florian tiene 18 años y es, dentro de esta generación, el más relajado a la hora de hablar de cómo es esto de ser el hijo de, en este caso, el cantante de los Fabulosos Cadillacs. Guitarrista de Callate Mark, una banda que mezcla influencias de la New Wave de los 80 con el sonido de bandas actuales como The Strokes, asegura que para él no significa un peso que su padre sea Vicentico. “Uno tiene que acostumbrarse a eso, no es nada grave”, dice a PERFIL este joven quien se encuentra, junto a su banda, a punto de sacar su primer disco donde su padre estuvo opinando. “Nos ayudó con el tema de las voces, la verdad es que nos dio una mano tremenda”, agrega Florian.

Benito Cerati sabe cómo es esto de compartir y plasmar la música con su padre. Si bien hace música desde pequeño, fue recién en el disco Ahí Vamos donde aportó su granito de arena con la letra de un par de canciones. Ahora con 18 años, Benito está a punto de sacar su primer disco. “Es profundamente creativo y muy curioso”, explica a PERFIL Dora, su tía abuela. Benito posee, tal vez, una mochila doble: además de animarse a comenzar su propio camino, tiene que lidiar con el delicado estado de salud en el que está su padre, quien sufrió un ACV hace más de tres años. Sin embargo, hace unos meses, hizo su debut con el video de Automática Lunática, el primer corte de su disco debut que se espera para principios de septiembre. “Cuando salga el disco seguramente se largará a dar notas. Por ahora él no quiere. Sabe que de todas formas va a tener que responder alguna pregunta sobre su padre”, cuenta a PERFIL una persona que trabaja con él.

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Daland, el hijo de Juanse, acaba de cumplir 20 y la referencia paternal no es algo que le agrade. A través de Facebook, se limitó a decir a este diario y en forma respetuosa: “Somos una banda under que mueve su gente y la verdad que no estamos para comernos etiquetas ni nada de eso”. Daland habla de La Armada Cósmica, el conjunto con aires punk donde canta y toca la guitarra. El hijo de Juanse tiene todos los tips rockeros: es flaco, usa el pelo oxigenado y anda la mayoría del tiempo con gafas naranjas. En una entrevista reciente se reconoció muy soberbio. “Soy un arrogante de mierda, pero si no fuera por eso, se me complicaría mucho transmitir lo que realmente pienso. Y las ideas propias, sean buenas o malas, pueden cambiarle la vida a otra persona”, dijo.

¿Por qué, lo que a simple vista pareciera una cuestión cómoda, termina siendo una mochila pesada para estos jóvenes? “Ellos quieren trascender por sus propios medios y que la gente los escuche por lo que hacen. La gente los va a mirar con un prejuicio ya autoimpuesto y ellos pueden sentir la necesidad de derribarlo”, dice el periodista especializado en rock, Sergio Marchi. Simón Bosio, es el hijo de Zeta, el ex bajista de Soda Stereo. A los 23 años es el cantante y guitarrista de Armant, un poderoso power trío. Al igual que sus colegas, a Simón tampoco le gusta que lo relacionen con su padre. “Si querés que te hable como el hijo de, es una guerra perdida”, dice Zeta a PERFIL quien también viene acompañando la carrera musical de su hijo aunque asegura que el mandato musical nunca fue impuesto sobre él. “De más grande fue formando su camino solo. Para la grabación de su disco, fui a escuchar las mezclas para ver si le podía dar una mano y estaba todo tan bien y ajustado, que no hizo falta. Tanto él como el resto de los hijos de rockeros son de una misma generación que quiere mostrar lo que está haciendo”, recalca Zeta.

“Trascender en el gremio se presenta como una tarea no muy sencilla pero yo soy positivo. Sólo hay que darles tiempo”, asegura Alfredo Rosso, periodista de rock. “Esta es una generación que está abriendo un nuevo camino y todos lo hacen con mucha energía. Dante Spinetta es un caso de que, incluso, haciendo una música distinta se puede ser talentoso y hacer una carrera sin la sombra de su padre”, agrega Rosso.

Dicen que de tal palo tal astilla. Habrá que ver qué les depara a estos chicos.

 

Dante, el precursor

Sin dudas, el caso de Dante Spinetta, y su padre Luis, es uno de los más representativos. Si bien el cantante de Illya Kuryaki & The Valderramas hizo su carrera sin problemas con respecto a ser quién es, los comienzos no fueron fáciles. “Ellos debutaron en La Falda. Luis los fue a ver y estaban muy nerviosos. Pero él quiso estar ahí para apoyarlos”, cuenta el periodista Sergio Marchi. “Los hijos de rockeros pueden hacer su propio camino El secreto está en estilo musical que elijan. Si va por el mismo estilo siempre va a estar bajo la sombra de su obra; ahora si el muchacho toma otro camino es posible que esa diferencia contribuya a sentirse iluminando con su propia luz”, explica Fabio Lacolla, psicólogo especialista en atender a bandas de rock.

 

“Mi papá fue socio”, dice Malosetti

“Mi viejo me influyó de forma inteligente, no con consejos ni obligando a que sea músico; eso termina cercenando la vocación del artista”. El que habla es Javier Malosetti, e hijo de Walter, el reconocido músico de jazz que falleció  la semana pasada. Para él, su padre  nunca fue un peso con el que tuvo que cargar cuando comenzó su carrera musical. “En mi casa estaba lleno de guitarras y había discos sonando todo el tiempo. Yo crecí en ese ambiente hasta los 15 años y luego me fui formando solo”, dice a PERFIL. Ahora, Javier, trata de hacer lo mismo con July, su hijo. “Tiene 21 años, es baterista y toca en una banda de rock and roll. Están por sacar su primer disco El está haciendo otro camino y hasta me hace escuchar música a mí. Me sorprende con cosas nuevas como Daft Punk o White Strippes”, dice Javier entre risas.
“A mí nunca me afectó ser el hijo de un músico conocido. Con mi viejo fuimos socios, tuvimos una relación de mucho amor y fuimos muy compañeros cuando tocamos juntos. Con mi hijo se está dando una relación muy relajada y sana”, agrega. Para Javier, las influencias no están sólo en su casa. “Pienso que la influencia paternal es la misma que los chicos pueden adquirir en la calle o en la escuela. No hay una cosa invasiva, y él puede crecer sin tener la sombra mía como padre”, finaliza el músico.