Como un personaje de la farándula armó un operativo propio de película para distraer a la guardia periodística y así poder hacer su mudanza del semipiso que hasta ayer compartía con Sara Stewart Brown y su hija Lola hacia su nuevo bunker de soltero, el Faena. De ese modo, ayer alrededor de las tres de la tarde, Jorge Lanata pudo ingresar sin contratiempos a su “nueva casa” de Puerto Madero.
Para hacer eso armó una estrategia propia de un famoso mediático: la primera en salir del edificio de Retiro fue Sara y lo hizo en un Mini Cooper blanco junto con una amiga. La artista plástica fue directo al shopping Village Recoleta y así logró distraer a los periodistas que se encontraban en la puerta de su edificio y que optaron por seguirla. Fue entonces cuando Lanata aprovechó, ya con la salida liberada, para subirse a un auto Passat e irse al Hotel Faena.
Esa es su nueva casa, el lugar que eligió Lanata para vivir. Y no lo hizo sólo por su relación de amistad con el dueño, Alan Faena, sino porque es un lugar que va con su estilo –él es muy fashionista y cool, según dijo su propia hija Bárbara a este diario– y, por sobre todas las cosas, es un lugar discreto. A Lanata le gusta la tranquilidad. Y detesta que hablen de su vida privada. Pero, pese a su enojo con el hecho noticioso de su separación, quienes lo conocen dicen que el conductor lejos de estar deprimido está de muy buen ánimo y que, incluso, está mejor de salud: bajó casi 30 kilos, sigue una dieta estricta, ya no se hace diálisis porque logró controlar su enfermedad y casi no necesita la máscara de oxígeno para dormir. Además, dicen que está más coqueto que nunca y que cuida mucho su colorida vestimenta hecha a medida.
En tanto, Sara, en diálogo con este diario se limitó a confirmar la noticia y no quiso seguir hablando del tema ya que dio a entender que le duele mucho: “Sí, te lo confirmo, estoy separada. Pero no voy a hablar nada del tema. Yo no soy la persona pública. No pertenezco a este mundo. Llamalo a Lanata. Es un bajón separarse como para que encima se haga público”. Mientras tanto, en su primer día de soltero, Lanata recibió a una productora de El Trece de su programa PPT para ultimar detalles de su emisión de hoy.
Amor. Lanata y Sara se conocieron cuando en la revista Veintiuno (luego Veintitrés) él era el director y ella una joven periodista que lo admiraba. En 1998 comenzaron a salir y, en 2004, nació Lola, la primera hija de la pareja y la segunda para Lanata (tiene a Bárbara, de 15, con la periodista Andrea Rodríguez). Recién en 2011 decidieron casarse. “Si me caso, va a ser en Alaska a las dos de la mañana, para que nadie se entere. Hablando en serio, odio las fiestas. Me ponen nervioso. Aunque no parezca, soy muy tímido”, había dicho tiempo antes de formalizar su relación de casi quince años con Sara. Y si bien no fue en Alaska, nadie se enteró.
En el medio se los consideró siempre una pareja muy unida, respetuosa de sus espacios y trabajos. Y, por sobre todo, con mucha admiración mutua. Pese a tener poco tiempo para compartir, cada vez menos, debido al trabajo y la alta exposición de él desde que comenzó PPT, se hacían espacios. De hecho, en mayo último ella debutó como artista plástica con su primera muestra colectiva y él estuvo allí haciéndole el aguante y se los vio muy enamorados. No obstante, un día antes de que estallara la noticia de la separación, Sara dio un indicio en su cuenta de Twitter y subió una foto con el símbolo pausa