Agencias
La agenda oficial los alejó de los países fríos y los acercó al calor del Caribe. Esta gira de casi diez días llevó a Máxima y Guillermo por las Antillas Holandesas, Colombia y Venezuela. Dos visitas oficiales de cortesía que tuvieron como objeto darse a conocer en esos países, donde fueron recibidos por el presidente colombiano Juan Manuel Santos y por el mandatario venezolano Nicolás Maduro quien justamente ayer celebraba su 51º cumpleaños.
“Feliz cumple”, le manifestó con total soltura y ante el asombro de todos el rey al gobernante de Venezuela al llegar al Palacio Miraflores, en Caracas. Y le acercó a modo de regalo un cofre que contenía tulipanes, la flor típica de Holanda, y artesanías de aquel país. Maduro resaltó que la visita era propicia para “reactivar los distintos caminos de cooperación y amistad (...) Estamos abonando a las relaciones de buenos vecinos. Tenemos una tradición de relaciones porque son vecinos en el Caribe y los recibimos con cariño y aprecio”. Al devolverle el saludo, el rey destacó que observaba “con gusto la posibilidad de fortalecer la cooperación bilateral en diversos temas” y reveló que desde que asumió el trono se ha “dedicado a visitar países amigos, Venezuela entre ellos”.
Tras la reunión privada con los visitantes, Maduro y su esposa Cilia Flores, acompañaron a los reyes a uno de los patios del palacio presidencial para un concierto al aire libre de la Orquesta Sinfónica Juvenil de Caracas, que forma parte de un gran sistema nacional de orquestas que el rey de Holanda dijo conocer y ser un entusiasta admirador. Entonces la orquesta cantó el himno holandés ante el asombro del rey que, subrayó, “no es nada fácil”.
Fue durante ese recital al aire libre que Máxima aprovechó para hablar con José Antonio Abreu quien además de haber fundado la orquesta y el circuito mencionados es político, activista y educador e incluso por su labor fue propuesto para el premio Nobel de la Paz.
Tour. La visita a Caracas duró pocas horas ya que se trató sólo de una escala de cortesía en la gira que los reyes emprendieron desde comienzo de noviembre, por Aruba, Curaçao y Saint Marteen. En Curaçao los soberanos visitaron a los pescadores de Westpunt y pasearon por dos pequeños pueblos, Bandáriba y Bandábou. En la isla de Bonaire, perteneciente a las Antillas, el rey, con la camisa arremangada a causa del calor, y una siempre fresca y elegante Máxima pasearon por la Plaza de Guillermina, y cuando dos bailarinas se les acercaron para invitarlos a bailar no dudaron en aceptar y seguir sus movimientos.
Una gira que una vez más los mostró más cerca de la gente.