A la hora de presentarse ella dice que es periodista de TN y Canal 13, abogada y fanática de Racing; él, periodista de la TV Pública e Intratables, y como un fanático de Maradona. Y aún así Cecilia Insinga y Diego Brancatelli son un matrimonio.
—¿Cómo es la convivencia siendo periodistas y de medios enfrentados?
INSINGA: Ponderamos pensar diferente. Igual, es gracioso porque en la calle me paran y me preguntan si no nos matamos.
BRANCATELLI: En la práctica no se nota tanto, somos un matrimonio más. Pero en teoría, es fabuloso. Es un buen ejemplo de convivencia aun pensando totalmente diferente.
—¿Pero, discuten mucho?
I: En realidad, nos peleamos más por cuestiones hogareñas que por temas políticos. Branca es muy despelotado. Yo por el trabajo viajo mucho y sufro cuando no estoy.
B: Yo especulo: si se va cuatro días, tres días y medio esto es Irak y a último momento ordeno.
—¿Y con lo laboral cómo hacen?
I: Yo voy mucho a la calle y ellos debaten casos en los que yo estuve. Por lo tanto, tenemos visiones diferentes.
B: Lo bueno es que si ella va a cubrir un caso que nosotros tratamos, me pasa todo.
—¿Se miran en la tele?
I: A aveces, y me pongo como loca. Veo el debate y me quiero meter adentro del televisor. Y también le mando mensajes diciéndole que tiene la camisa arrugada o le paso data. Y él a mí también. En general, critica los planos que me hacen.
B: Ella sabe muy bien cómo opino y a veces me escribe diciéndome: “No se te ocurra decir tal cosa”. Es que hay formas para decir lo que uno piensa, y en un asado con amigos uno habla sin reparos. Pero en la tele, hay que ser políticamente correcto. Y como yo soy un apasionado, me cuesta.
—¿Cómo hacen para estar juntos trabajando tanto?
B: Tenemos horarios muy parecidos. Los dos laburamos de 6 a 9. Nos levantamos juntos a las 5 y nos vamos. Ella llega a las cuatro de la tarde y hasta las ocho nos vemos. Después me voy a trabajar y ella cena sola, Igual, no todos los días son así porque una vez a la semana doy clases en la Universidad de Lomas de Zamora y ella también tiene sus cosas: es abogada y tiene una inmobiliaria.
—¿El exceso de trabajo genera conflictos?
B: No, porque lo bueno es que los dos somos periodistas y entendemos lo que hace el otro. Eso facilita. Ella viaja un montón...¡y con seis hombres! Otro no se lo bancaría. Además, compartimos la pasión por el fútbol.
I: De hecho, nuestra primera salida fue a la cancha. Nos conocimos en un cumpleaños de un compañero de él. Ahí Branca me pidió mi PIN y yo le di uno falso así que me buscó por Facebook y cuando me encontró me invitó a salir. Me llevó a la cancha a ver Godoy Cruz-Velez,hacía seis grados bajo cero. Yo me quería poner linda, imposible. A la salida él discutió con la policía y después... ¡cenamos panchos!
—Y siguen juntos...
B: Fue la prueba de fuego. Después de aquello no nos separamos más. Nos fuimos a vivir juntos y un año después, el 5 de abril de 2012, nos casamos. Hicimos todo rápido.
I: Nos la jugamos: o salía bien o nos matábamos.
—¿Por qué fue la primera discusión fuerte?
B: Por la militancia. Yo le decía que me iba a un acto y se armaba. Me preguntaba: “¿¡Pero qué te pagan por eso?”. Obvio que no, me cansé y le dije: “Mirá, milito de toda la vida y si vos no entendés esto, no va a funcionar. Yo voy, creo, apoyo participo etc...”. Y así fue.
I: Yo creo que los extremos son malos. Soy más del ojo crítico.
—¿Van a la fiestas del trabajo del otro?
B: Hemos ido, pero lo evitamos por lo que puedan inventar. Por ejemplo, ahora dicen que vivo en Puerto Madero. O que gano un montón de plata por Fútbol para Todos.
—¿Y en las reuniones familiares hablan de política?
I: Hoy la políticia está metida en todo. Y mi familia tiene inmobiliaria y hace un tiempo que la está pasando mal. Igual somos muy moderados con los comentarios pero no votaríamos al Gobierno.
B: En mi familia nos chicaneamos mucho; mi viejo fue muy peronista pero está desilusionado con la política. Y mi hermana es docente. Asi que cuando se habla de política la cosa es más aspera.
—¿Cuándo descansan?
I: Los sábados; ni leemos diarios.
B: Yo veo más a Santiago del Moro (N. de la R.: trabajan junto en la tele y en radio ) que a mi mujer. Está calculado en horas. Pero con ella, como pareja, nos entendemos.