“Lloraban porque sentían miedo de vivir con su madre”, y “En esta familia sólo hay caricias, el miedo quedó atras”. Bajo esos títulos Jorge Rial posaba para las revistas con sus dos hijas Morena y Rocío y su novia Mariana Antoniale. Mientras su ex, Silvia D’Auro, se refugiaba de la prensa. Sin embargo, ayer rompió el silencio y habló con PERFIL sobre la denuncia, que a través de su abogado Eduardo Sande, presentó ante el juzgado civil N° 76 en el que alerta sobre una “situación de riesgo moral, psíquico y físico de ambas menores” que están, por elección, con su padre.
Y el conductor contestó al reportaje, a su manera: “Las fotos son un recuerdo a veces de una mentira. Lo que vale es lo que pasa hoy. Por cierto, me desperté y vi a mis hijas. Están a mi lado”, escribió en su Twitter ayer por la mañana.
En el reportaje publicado ayer por este diario, D’Auro cuenta que el origen de la denuncia judicial fue un pedido de Morena de unas fotos de su infancia, pero en las que no esté ella, para usar en su fiesta de 15. Alertada por su letrado, D’Auro entendió que eso sumado a otras cuestiones, eran razones suficientes para como dice ella “poner límites”. “No accedí y me dijo de todo. Me quieren borrar...”, contó D’Auro a PERFIL. Días antes, Rial desde su programa señaló: “Sería bueno que diera un paso al costado. Y en la intimidad dijera: ‘No pude llevar adelante esto, no supe querer, y no logré que del otro lado me quieran. No me eligieron porque en el momento en que yo tenía que dar cariño, preferí dar golpes, o maltratar’.” En diálogo con este diario Silvia declaró que “las chicas decidieron ir a vivir con el padre y está perfecto. Yo las respeto. Nunca pedí la patria potestad. Pero una cosa es eso y otra es que no tengan límites”. Además, aseguró que las nenas tienen síndrome de alienación parental y acusó a Rial de alimentarlo. “El que tiene miedo de quedarse solo es él. Pero ésta no es la manera de tener a alguien, atado. Al tener a sus hijas al lado como rehenes, hablándoles mal de la madre, a las únicas que está perjudicando es a las psiquis de las nenas”.
Pero su gran preocupación es la situación de salud y de estudio de ambas. Pero por sobre todo, de Morena. “Yo trato de ocuparme todo lo que puedo. Una vez al mes voy al colegio, firmo los boletines y me entero de todo. Por ejemplo, que Rocío esta semana tenía ya 21 faltas, que le quedan sólo siete para quedarse libre”. Y siguió, quien se considera una “madre estricta”: “Cuando estaban conmigo, Rocío era abanderada y no tenía faltas. Morena ahora ni va al colegio con la excusa de su tratamiento contra la obesidad. Pero sí va a bailar, de viaje... Me asesoré, hablé con médicos y nadie recomienda que deje de ir al colegio”.
En cuanto a Mariana Antoniale, D’Auro definió su postura: “No es la mejor imagen de mujer la que el padre tiene al lado”.