En diálogo con RePerfilAr, el doctor Arnaldo Dubin, miembro de la Sociedad Argentina de Terapia Intensiva aseguró que “la preocupación es extrema y por supuesto heterogénea a lo largo del país” frente a la pandemia del coronavirus. Apuntó especialmente al comportamiento individual de la sociedad: "La gente preocupada por agolparse en los bares, no respeta las medidas básicas de protección y hay algunos gobiernos que no solamente brindan una visión edulcorada de la realidad sino que también flexibilizan el aislamiento. Me parece que todo esto es una invitación al desmadre completo y a la catástrofe sanitaria”.
“En todo el país, el sistema está amenazado. Esto ocurre también en la Ciudad de Buenos Aires y en el Conurbano Bonaerense. La ocupación de camas es muy alta. Francamente creo que es más alta de lo que se comenta", dijo el médico y agregó: "En los relevamientos que hacemos en la Sociedad Argentina de Terapia Intensiva en 27 hospitales públicos y privados de la ciudad, encontramos que la ocupación ya ha llegado al 90% pero no quiero discutir. No quiero seguir con esta polémica con el Gobierno de la Ciudad acerca del porcentaje de camas libres porque la cosa central pasa por entender qué es una cama de terapia intensiva y esa es la diferencia.
Hay colapso en los sistemas de salud en algunas provincias como Jujuy, como General Roca en Río Negro y también tensión en Mendoza, en La Rioja y en otras provincias de la Argentina. También hay tensión en el área metropolitana de Buenos Aires donde la ocupación de las camas de terapia intensiva está entre el 65% y 70% pero en el sistema de salud privado es aún mayor, informó RePerfilAr.
Dubín remarcó que “no es solamente el recurso físico o tecnológico” lo que se necesita,”sino el personal sanitario”. “En San Salvador de Jujuy, hay un montón de camas y respiradores que no se pueden usar porque no hay personal sanitario, no hay médicos, kinesiólogos, enfermeras, que puedan hacerse cargo. A mi me consta que el Ministerio de Salud de La Nación ha hecho esfuerzos denodado para conseguir el personal y solamente ha logrado arrimarle un puñado de trabajadores de la terapia intensiva”, dijo el Doctor.
“Estructuralmente hay una deficiencia enorme de intensivistas. Los médicos no quieren hacer terapia intensiva porque es una especialidad muy demandante, desgastante en lo físico, en lo psicológico en el contacto permanente con el sufrimiento, con la muerte pero también las malas condiciones de trabajo y la reducida remuneración. Un ejemplo de todo esto es lo que ocurre con las residencias médicas, la única forma de formar un intensivista. Más de la mitad de las vacantes quedan libres cada año”, explicó Dubín.
“Éramos pocos antes de la pandemia en la terapia intensiva, ahora nuestras filas están diezmadas por el efecto de la enfermedad. Estamos exhaustos, agotados física y psicológicamente", lamentó el médico. "Cometemos errores, nuestro rendimiento no es lo mismo, la letalidad está aumentando. Nosotros vivimos una realidad en la terapia intensiva que es esta, enfrentarnos permanentemente con la muerte y por otro lado salimos después de arduas jornadas de trabajo y encontramos algo que nos genera esquizofrenia".
IRA / DS