SALUD
MUCHO MS QUE ECOLOGA

El cambio climático "social" también afecta al medio ambiente

Una especialista advierte sobre los daños que provoca el clima social en el que uno vive. La corrupción, un claro ejemplo.

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El cambio climático afecta la salud de todos en el mundo, eso está claro. No por nada este año la Organización Mundial de la Salud (OMS) decidió celebrar el Día Mundial de la Salud poniendo eje en la necesidad de proteger la salud de la población frente al cambio climático.

Es que ese “cambio” no sólo se produce en el clima como el comportamiento del sistema climático, sino que también se produce en el clima social. Ese que casi no se percibe racionalmente. Ese que nos envuelve en la cotidianeidad y que, si bien no afecta la salud fisiológica, sí perjudica la salud psíquica.

La corrupción, por caso, forma parte de ese clima social y está inserto hasta en los aspectos más sutiles de nuestras vidas, y pasa casi imperceptible, según explica la psiquiatra y psicoanalista Lía Ricón, miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA) y profesora de la UBA.

El imaginario social banaliza situaciones que deberían tenerse por dañinas o riesgosas, y es así como se las acepta como normales y se transforman en leyes no escritas que hay que seguir. Todos lo hacen, así que uno pasa por inadaptado o tonto sino cumple esas reglas de convivencia”, explica la especialista en diálogo con Perfil.com.

Así las cosas, “los jueces utilizan autos incautados, porque ‘todos los hacen’; o un automovilista paga una coima al cruzar en rojo porque ‘es normal’; si hay un subsidio disponible en mi trabajo, en vez de darle al que trabaja mejor, se lo doy a mis amigos. Y así, cada persona ya está acostumbrada y sabe sacar provecho (ilegal) de la posición que tiene”, destaca Ricón.

Según la especialista, esos estímulos que forman a cada uno, ese clima que rodea a la sociedad, es tan riesgoso como el cambio climático en sí mismo. Y así, en estos tiempos hay casi una epidemia de problemas psíquicos, incentivados por los males de ese clima cotidiano, como la corrupción.

“La gente tiene sentimientos depresivos, no se siente protegida, hay mucho resentimiento. Muchas veces nos enseñaron que para hacer las cosas bien teníamos que seguir ciertas reglas. Y de pronto eso no sucede más. Entonces, hay mucho sentimiento de persecución. La gente siempre está preocupada por cuándo y de dónde vendrá el próximo ataque. Es lo que se llaman defensas paranoides, que también provocan sentimientos depresivos. Hay, incluso, mucho desprecio y negación de lo que sucede”, señala Ricón.

(*) redactora de Perfil.com