Desde hace décadas los médicos saben que para que sus pacientes puedan mejorar, su vida cotidiana deben recuperar sus capacidades físicas y cognitivas. Especialmente tras un trauma, accidente o en ciertas patologías crónicas. Y para eso la clave es una buena rehabilitación.
Esto, que por años se basaba en unas pocas técnicas de kinesiología, se ha ido ampliando. Actualmente hay profesionales que están desarrollando acciones innovadoras en este rubro y se apoyan para ello en intervenciones de animales: desde perros y caballos a alpacas, gallinas, chinchillas, patos, chanchitos, conejos y otros animales de granja.
Además, también hay otras técnicas que invitan a sumergirse en piletas especialmente adaptadas, que es una forma de acelerar la recuperación y de estimular al paciente para que termine el usualmente largo, tedioso y -a veces- doloroso, pero imprescindible, proceso.
El recurrir a animales ayuda muchísimo en los diversos pasos de la rehabilitación. Por ejemplo, acelera la creación de los vínculos emocionales que debe haber entre el terapeuta y el paciente”, le explicó a PERFIL Daniela Balduzzi, counselor y directora del espacio Tierra de Encuentro. Y detalló: “con los animales el profesional se ‘sale’ del rol del terapeuta tradicional y se vuelve alguien que juega con el paciente y con el perro, o con el animal que haya sido escogido para la intervención”.
Los elegidos para potenciar estos tratamientos intervenciones ayudan a los psicólogos, fonoaudiólogos, kinesiólogos, pediatras, neurólogos, terapeutas ocupacionales y especialistas en estimulación temprana a trabajar los objetivos de cada paciente. “Puede ser desde lograr mejorar la movilidad, la motricidad fina a cambiar conductas y lograr aprendizajes específicos”, acota Florencia Torres que también es adiestradora canina aparte de conselour y coordinadora del espacio.
¿Qué condiciones son indicadas para estas terapias?: Prácticamente todas, explicaron las profesionales: “sirven para chicos y jóvenes, y solemos trabajar sobre situaciones relacionadas con el neurodesarrollo. Por ejemplo, diferentes discapacidades, síndrome de Down, Trastorno de Espectro Autista (TEA) o parálisis cerebral.
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Otro de los problemas usuales que enfrentan los expertos en rehabilitación es el tedio. “Cuando van pasando las sesiones –y en un buen proceso rehabilitación pueden ser muchas– los pacientes suelen comenzar a aburrirse. Eso los desmotiva y comienzan a disminuir las tasas de adherencia al tratamiento que indicó el profesional”, sumó Balduzzi. “En cambio, cuando en la intervención terapéutica media algún animal de nuestro equipo que se suma a las actividades, lo que vemos es que la motivación de la persona se mantiene elevada en el tiempo y eso les facilita completar el tiempo de tratamiento”.
En otras palabras, los chicos dejan de sentir la ‘obligación’ y la carga de la rehabilitación. Y de ser un tradicional consultorio y un espacio médico lo empiezan a percibir como un lugar lúdico y de juegos. “Eso nos ayuda a obtener mejores resultados”, aseguró Torres.
Hidroterapia y ejercicios en el agua
La kinesióloga y profesora de educación física Fabiana Giannini viene poniendo a punto una serie de técnicas de rehabilitación que se practican flotando en el agua y aseguró que genera una mejora significativa en los resultados. “Muchas técnicas de la hidroterapia son similares a las que se practican en el consultorio tradicional, pero en el agua resultan ser más efectivas para tener mejores resultados, en tiempos más cortos”, le contó a PERFIL. Y detalló: “al flotar en un medio en el que el paciente se desenvuelve con menos esfuerzo físico muchos de los dolores asociados a la terapia kinesiológica disminuyen. Por otra parte, el agua ayuda a facilitar los movimientos y ejercicios en los chicos que, por ejemplo, sufrieron una parálisis cerebral y tienen bajo tono muscular”.
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Giannini también sumó que el agua, a una temperatura apropiada, motiva a los pacientes a completar las prácticas. “Por ejemplo, los chicos no sienten que están haciendo estimulación médica sino que mientras juegan mejoran su capacidad pulmonar, la forma de respirar, etc. Y, de paso, no sienten que van a un consultorio sino que perciben la idea de que van al club, como un chico normal”. Y eso, otra vez, favorece la adherencia a terminar el tratamiento.
¿Qué patologías son especialmente tratables con hidroterapia? “Usualmente las de origen traumatológico: lumbalgias, cervicalgias, reemplazo de cadera y de rodilla o amputaciones. Y luego hay otras de origen neurológico: Parkinson, secuelas de ACVs, lesiones medulares, Esclerosis Múltiple y otras similares”, dijo la experta. También sirve para mejorar la parálisis cerebral, el Síndrome de Down, y muchos casos de TEA.
Finalmente, la experta resumió que “el agua y la pileta le dan un componente lúdico a estos procesos. Y todos gozan de esta situación: los niños, claro, pero también los adultos juegan mientras completan sus tratamientos”.
El perro de Sigmund Freud
Las primeras intervenciones concretas en terapias en la que se utilizaron perros como recurso de trabajo, tienen muchos años. El pionero fue Boris Levinson, un psiquiatra estadounidense que anotó observó mejoras en su interacción con chicos de diversas patologías psicológicas por casualidad, cuando su perro entró en el consultorio, en una sesiones de terapia infantil. Esos resultados se documentaron ya a principios de la década del ´60. También hay relatos sobre el aporte de ‘Jofi’, una mascota de raza Chow Chow que acompañaba a Sigmund Freud durante sus sesiones terapéuticas. Freud dejó asentado que la presencia de ‘Jofi’ parecía facilitar sus charlas con ciertos pacientes.
Esto no sería algo sorprendente dado que la medicina viene constatando desde hace años, en forma anecdótica, pero también sistemática, los beneficios de que una persona, o una familia, tenga una mascota en casa. En el caso específico de las intervenciones hechas con animales, los resultados reportados en estudios científicos son generalmente positivos, indicando mejorías muchas de las variables analizadas. En particular, tras las intervenciones con animales, los expertos suelen reportar una disminución de los síntomas propios de la patología del paciente. Y también se destacan mejoras en áreas sociales e interpersonales, como mayor interacción y comunicación.