SOCIEDAD

Cada vez más argentinos se suman a los festejos del Año Nuevo chino

<p>Se celebra este fin de semana en Belgrano y se espera que concurran 200 mil personas. Cómo lo viven los porteños casados con miembros de la comunidad en nuestro país.</p>

‘Argenchinos’. Matías Haglund y Jin Wu se conocieron en India, se casaron en Buenos Aires y en China. Ahora viven en San Telmo.
| Pablo Senarega

“Wo ài ni”, le dice ella, con total convicción. El sonríe cómplice, confirmando que su mujer, efectivamente, lo ama. Matías trae el mate y Jin Wu contempla la escena recordando la intensa historia que los une. Son uno de los pocos matrimonios “argenchinos” en el país, aquellos que se dan entre orientales y locales. Ellos celebran este fin de semana el Año Nuevo chino, en Barrancas de Belgrano. Un festejo que convoca a miles de personas cada año.

Jeremías Guitarte (35) conoció a su actual mujer, Chu Lian Wu (24) en la localidad de Shenzhen, China, en un restaurante, donde ella era moza. Primero se hicieron amigos, inglés mediante, hasta que el amor se impuso. Se casaron en Argentina el año pasado, después de más de cuatro años de noviazgo y de sortear dificultades culturales y familiares. “Sus padres no estaban muy convencidos al principio pero después me dieron la posibilidad de viajar con ella para acá –cuenta Jeremías–. Fue dura la adaptación de ella pero hoy hasta es fanática del asado y habla mucho mejor el castellano”. Este fin de semana decidieron festejar el Año Nuevo en Ostende, con los padres de él, a quien Chu Lian llama, como indica la tradición china, papá y mamá.
De los 100 mil chinos que aproximadamente viven en Argentina, quienes más se vuelcan a los vínculos mixtos son los que tienen estudios universitarios, que manejan el castellano o que incluso realizan actividades artísticas. Otros consideran que el lugar privilegiado que ocupa China en la economía mundial genera más acercamiento a los jóvenes de uno y otro país.

De hecho, Dang Dai, una revista dedicada al intercambio cultural argentino-chino, planteó el tema. “Hay más matrimonios mixtos aunque son pocos todavía –reconoce Gustavo Ng, director de la publicación, hijo de padre chino (que ahora vive en Estados Unidos) y de madre argentina. Los que más se animan son los hijos de la primera oleada migratoria, que vinieron al país de niños o adolescentes”.

Esto no le gusta a los autoritarios
El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.
Hoy más que nunca Suscribite

El actor Ignacio Huang, más conocido por su protagónico en el film Un cuento chino, asegura que es uno de los pocos chinos que, cada tanto, pueden ejercer una profesión diferente de la de comerciante. “Nos miran más por la realidad económica de China, pero en otros aspectos hay un cierto cambio, aunque lento, en el país. Es que la mayoría de la gente de mi comunidad prefiere casarse con gente de mi misma raza”.

Matías Haglund (37) es descendiente de suecos y conoció hace tres años a Jin Wu (28) en la India. “Nuestras almas estuvieron juntas hace muchas vidas y ahora se reencontraron”, afirma. El venía de una situación estresante en Argentina y en India buscaba a la mujer perfecta. Ella, exquisita cantante, en sus meditaciones soñaba con un hombre de barba rubia, ojos claros, que iba sobre un carro, con una capa roja (un clon de Matías). Hoy, ya casados en Buenos Aires en 2012 y luego en China, dicen que se comunican hasta telepáticamente, sin mediar palabras.

Al comienzo, hasta tuvieron que usar una notebook para traducir en la web lo que querían decirse. “Es bueno a veces no entenderse porque no hay peleas –cuenta Matías, enamorado–. Ella es lo más dulce del mundo, lo mejor que me pasó en la vida hasta ahora, canta como los dioses, es hermosa, perfecta.”
Pero hay otras historias. Como la que se gestó en París, pero se terminó de concretar en la City porteña. Karina Qian Gao (29) y Dominique Pierre Croce (29). Karina llegó a la Argentina a los 9 años de Fuzhou, China, y Dominique, de Lorraine, Francia. Se conocieron cuando eran compañeros en un máster de administración de empresas, se casaron en Buenos Aires y hasta en aquel festejo dejaron el vals por los acordes de un tango, La cumparsita.

“Yo vine hace veinte años a este país y hay muchos cambios en la forma en que nos relacionamos entre chinos y argentinos”, cuenta Karina con el deseo, al igual que las otras parejas citadas, de tener un hijo. Y será entonces un nuevo capítulo de los “argenchinos”, quizás el desafío para que otros tantos se animen y abran su corazón sin prejuicios raciales de por medio.