En medio de la frondosa arboleda de Parque Las Heras se ven a lo lejos figuras que suben y bajan, como si saltaran en una colchoneta elástica. Pero a medida que se acorta la distancia se distingue que un grupo de chicos hace piruetas y acrobacias sobre una cinta, volando por el aire en cada rebote. Este deporte, que ya se ve en muchas plazas de Buenos Aires y el resto del país, se llama slackline.
Los orígenes se remontan a la década del 70 y derivan de los escaladores de montañas. Un grupo de Yosemite, California, empezó a entrenar el equilibrio en una cinta, y ese entrenamiento se fue transformando hasta convertirse en un deporte extremo, que hoy cuenta con tres modalidades diferentes: el trickline, que consiste en hacer trucos y piruetas; el highline, que es caminar en altura; y el longline, que es mantener el equilibrio durante un largo trayecto.
En la Argentina el deporte se practica desde hace alrededor de diez años, y su crecimiento es cada vez mayor, según las marcas que trabajan en el país. Además, el próximo sábado se realizará el primer torneo oficial de slackline de Sudamérica, en el anfiteatro de la Costanera Sur, en Puerto Madero (ver recuadro). El deporte tuvo un nuevo impulso mundial por el show de Madonna del Super Bowl de este año, en el que contrató a Andy Lewis, uno de los riders, como se llama a los slackliners, más famosos del mundo.
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