SOCIEDAD
El hundimiento del Explorer

Capitán del crucero pensó que habían chocado “con una ballena”

El sueco Bengt Wiman precisó que el daño causado en el costado de la nave fue “un poco más grande que un puño”. Tras la alarma inicial, sacó a la embarcación del área de témpanos, pero luego comenzó a inclinarse. "Me vi obligado a ordenarles a todos que abandonaran el barco", afirmó.

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El capitán del crucero "Explorer", que naufragó ayer en la Antártida, afirmó que en el momento del impacto pensó que habían "chocado con una ballena" y precisó que el daño causado en el costado de la nave fue "un poco más grande que (el tamaño de) un puño".

"A las 11.30 comprendí que algo no andaba bien. Primero pensé que habíamos chocado con una ballena. Luego, por la radio, escuchamos que había desesperación en el barco", dijo el sueco Bengt Wiman a medios de prensa del país escandinavo, que hoy reproduce Radio Universidad de Chile en su sitio web.

El capitán relató que en la madrugada de ayer el barco se encontraba atravesando por un sector de masas de hielo y, cuando se encontraban a unos siete metros de llegar a agua limpia, " de repente sonó la alarma de una habitación que estaba casi al medio del barco". "Comenzamos a buscar el forado (agujero), lo encontramos bastante rápido y era un poco más grande que (el tamaño de) un puño. Entonces lancé la alarma y logré que todos los pasajeros se levantaran", relató.

Según el testimonio del encargado de la nave, la tripulación comenzó a sacar con bombas el agua que entraba rápidamente por el bache, pero la labor se vio interrumpida a los pocos minutos, cuando se quedaron sin electricidad.

Wiman dijo que no estaba seguro de lo qué ocasionó el impacto, pero arriesgó que pudo haber sido "probablemente algún pedazo de hielo que era más duro que otros". Tras la alarma inicial, logró sacar a la embarcación del área de témpanos, pero luego comenzó a inclinarse. "Entonces me vi obligado a ordenarles a todos que abandonaran el barco", contó.

Aseguró que él y 15 tripulantes se mantuvieron a bordo, tratando de retomar el control de la máquina, y lograron que los motores encendieran de nuevo, pero la inclinación del barco se acentuó."Entonces yo también decidí abandonar el barco, como último hombre", prosiguió.

"Cuando al fin logré bajar al bote salvavidas nos sentamos y comenzamos a abrazarnos", narró el capitán sueco, quien se sintió satisfecho sobre cómo lograron evacuar a todos los pasajeros. "La operación de salvamento salió muy bien, casi como sacada de un manual", concluyó.


Fuente: DyN