Gastar menos, cuidar el ambiente y conocer personas nuevas son las máximas del carpooling, una tendencia que se consolida a nivel mundial, y que de a poco se hace lugar también en la Argentina.
Básicamente, se trata de compartir viajes, no sólo entre amigos o compañeros de trabajo, sino también entre personas que no se conocen pero que comparten una ruta similar. Por supuesto, para que funcione, hace falta un nivel de organización.
“Es un sistema: requiere un grupo grande de usuarios, porque si recurro sólo a mis amigos, es probable que no encuentre una persona que vaya a hacer el mismo viaje que yo necesito”, explica Emilio Gentile, coordinador de Carpoolear, una aplicación web que reúne a 5000 usuarios que que semanalmente se ponen de acuerdo para ahorrar unos pesos y compartir momentos en la ruta.
Justamente, una de las principales características del carpooling es que funciona sobre todo en trayectos de mediana y larga distancia. “Son más fáciles de coordinar, porque hay menos opciones: un conductor que va de Flores a Constitución puede elegir distintos caminos y quizás a vos no te sirve cualquiera, pero si va a Pergamino a Rosario, el camino es uno sólo. Eso implica también una programación más sencilla”, explica Emilio. Para los que viajan regularmente, la diferencia puede implicar miles de pesos al mes.
Sin embargo, el objetivo del carpooling no es tanto lo económico como lo ecológico, según explica Sol Tadeo, voluntaria en Soluciones Tecnológicas Rosario (STS), la ONG que creo Carpoolear: “Si todos lo aplicáramos se disminuiría la cantidad de tráfico que hay en las ciudades. Al dejar el auto en casa se ayuda al medio ambiente, no sólo casi sin costo sino también con un beneficio personal, porque con menos autos en la calle hay menos tránsito y se viaja mejor”, explica.
La falta de lucro es otro de los elementos más importante de esta práctica, que lo diferencia claramente de Uber, la aplicación que ya causó furor y polémica en la Argentina, aún antes de desembarcar en el país. "Tenemos otros objetivos, y apuntamos a un público distinto, son dos servicios completamente paralelos", asegura Sol.
Respecto a la seguridad, las nuevas tecnologías dejan pocas posibilidades de grandes sorpresas: pasajero y conductor se contactan con perfil de Facebook y ambos pueden ver las calificaciones que recibió el otro por viajes anteriores. “Si tenemos una denuncia, a la persona se la da de baja”, explica Emilio.
Para Nicolás Cassale, que realizó viajes a distintas ciudades del país y cruzó el charco hasta Montevideo carpooleando como conductor o acompañante, la búsqueda del ahorro tuvo el resultado extra de generar trayectos más amenos: “¿Para qué salir con el auto vacío si podés ir charlando con otra persona y encima compartir los gastos?”, plantea.
La socialización que incentiva la práctica del carpooling es otro de los elementos que destaca Sol: “Viajando conocés personas que quizás no conocerías de otra manera. Creo que es bueno animarnos a encontrar gente nueva, confiar un poco más”.
(*) Especial para Perfil.com | Twitter: @amorsergioariel