La bibliografía sobre la crianza de hijos, su crecimiento y sus conflictos podrían ocupar varias bibliotecas. Existen abordajes para todos los gustos y necesidades. Pero, debemos reconocer, son escasos los libros que plantean los problemas que surgen en la educación de los chicos cuando sus padres son ateos. Es decir, cuando no sólo no creen en dios, sino que tienen la certeza de que no existe.
Este es el punto de partida de “Hijos sin Dios, Cómo criar hijos ateos”, de Alejandro Rozitchner y su esposa Ximena Ianantuoni, un ensayo a dos voces que replantea varios conceptos de la crianza tradicional e, incluso, se anima a responder algunas típicas preguntas infantiles sobre la muerte, el origen de la vida y la sexualidad.
“Criar hijos ateos quiere decir enseñarles a creer en sí mismos sobre todas las cosas. No apelar a dios quiere decir enseñarles a ser dueños de sus actos, responsables de elegir cómo vivir y protagonistas de su destino”, explica la psicóloga Ximena Ianantuoni, casada desde hace siete años con el filósofo Rozitchner y madre de Andrés, de 4 años, y Bruno, de uno y medio.
Por su parte, Rozitchner sostiene que “si hubiera que ponerle un adjetivo a la crianza que queremos diríamos, supongo, algo tan sonso como crianza amorosa, o crianza para el crecimiento, el desarrollo, el entusiasmo, el despliegue del ser, para la felicidad, el contento, la independencia, la creatividad. Boludeces digamos, cosas de esas que dichas ya quedan un poco excesivas o retóricas pero que son fundamentalmente ciertas y sentidas”
Para Ianantuoni, una de las funciones que cumplen las religiones es tranquilizar, dar contención y sentido a cuestiones inexplicables. ¿Qué ocupa el lugar que la religión deja vacío? “A mí me sale decir que donde no hay religión hay que poner amor”, responde.
Respecto a la sexualidad, considera que debe ser vivida con mayor naturalidad, “ como un fenómeno bastante más sano de cómo lo sentimos los que creímos que tantas cosas buenas estaban mal y eran pecado”.
Rozitchner también plantea que “los hijos desestabilizan y dios aparece en escena para salvar a los que no quieren riesgos en ese momento difícil, que podría ser creativo pero que la religión acomoda a la repetición".
“Mi deseo como madre de esta época – concluye Ianantuoni - es que seamos una generación de padres que logremos desactivar como métodos básicos de crianza el uso de castigos y penitencias (herencia directa de las religiones) que generan niveles altos de culpa y malestar, difíciles de erradicar en la adultez”.
Preguntas con otras respuestas. ¿Existe dios? Nicolás, 5 años. “Es un ser imaginario, una especie de personaje como los de las películas, un especie de super padre. Hay gente que cree que existe, que es de verdad, pero como no es real nunca lo ven ni tienen ninguna muestra de su existencia. Por eso tienen que creer en él, porque no aparece” (Rozitchner).
¿Qué es morir?, Andrés de 3 años. “Edejar de existir. No es un estado, porque cuando uno muere no ´está´ muerto, simplemente no está más. Una persona muerta ya no está en ningún lado y lo único que queda de ella es lo que los demás pueden recordar o sentir al pensar en ella” (Rozitchner).
¿Cómo empezó el universo?, León 12 años. “No se sabe…Una posibilidad para responderlo es poner allí una respuesta inverificable pero ordenadora, y decir: dios creó la realidad. La otra posibilidad es entender que la capacidad de pensamiento y de comprensión tiene realmente sus límites y que no se puede ir más allá de ella” (Rozitchner).
“Creo que el universo estuvo siempre, no es algo que tiene comienzo y final. A los seres humanos nos sale preguntarnos esto porque como nuestra vida es limitada (nacemos, vivimos, morimos) tendemos a extender este esquema existencial a todas las cosas” (Ianantuoni).