Diego Maradona y Verónica Ojeda se conocieron el 13 de noviembre. Ese día, la rubia y el campeón coincidieron en una fiesta de casamiento. Desde ese momento, no volvieron a separarse.
En ese momento, Verónica mantenía una relación de cuatro años con Víctor Ojeda. Pero el muchacho no tuvo ni siquiera la oportunidad de competir: hace un tiempo se encuentra detenido, acusado de haber cometido tres homicidios.
Sin embargo, costó que la familia aceptara a Maradona. El padre de Verónica, Carlos Ojeda increpó a Diego en la puerta de su casa, en Villa Fiorito, cuando el astro pasó, como cualquier caballero, a buscar a su amada. "¿ Con qué intenciones venís a la casa? Mi hija es soltera y no quiero problemas", le preguntó sin tapujos.
La respuesta del 10 no se hizo esperar: " Estoy divorciado y tengo derecho a rehacer mi vida. Quiero que su hija sea mi novia". A partir de ese momento, la familia de la joven profesora de educación física comenzó a ser, también, su familia.
El eje fundamental de la familia Ojeda es Rufina, dueña de una pequeña cadena de locales de ropa de marca, pero trucha, dentro de la villa. Los vecinos dicen que " es brava, Rufina", y otros aseguran que desde que se convirtió en la suegra del crack, es la mujer más popular y temida de Villa Fiorito.