Utilizando la misma tecnología que una Nintendo Wii, tres emprendedores porteños crearon un dispositivo que permite detectar las vibraciones que afectan a edificios históricos, y emitir así alertas vía internet cuando los niveles alcanzan frecuencias que representan algún peligro. La idea no sólo ganó el último concurso Buenos Aires IoT, del Ministerio de Modernización porteño, sino que el gobierno de la Ciudad está analizando aplicarlo para preservar los edificios históricos de Buenos Aires.
“Cuando desarrollamos el proyecto pensamos cómo afectan las vibraciones que se generan a partir del transporte público, los subtes y las obras públicas a los edificios históricos como la iglesia de San Miguel, por ejemplo, que está en pleno centro”, cuenta Pablo Deymonnaz (32), ingeniero en informática y uno de los tres creadores del dispositivo ReProtEd, junto a Jorge Gini y Eduardo Veralli, todos compañeros de trabajo.
Lo novedoso viene porque, entre sus características técnicas, utilizaron un acelerómetro digital que es el mismo que tienen las consolas de Nintendo Wii. Así, buscan reducir los peligros que suponen los derrumbes o desmoronamientos de fachadas, y la degradación de las estructuras de los edificios.
“También puede utilizarse en recitales de música, donde todo el mundo se queja de los decibeles de la música, pero nadie mide las vibraciones que reciben las estructuras”, agrega por su parte Veralli.
Si se conectan varios dispositivos a la vez, además, pueden establecer perímetros de seguridad a partir de la lectura de las vibraciones.
Incubadora. Las ferias o concursos de emprendedores representan una buena vidriera para quienes incursionan en el desarrollo de productos ingeniosos. Y si bien no todos ganan premios o consiguen la financiación para ser fabricados a gran escala, sí se destacan por su originalidad.
Cansado de viajar parado en el colectivo, Facundo Marinelli (28), un creativo publicitario, ideó el “Dorapa Seat”, un asiento vertical para que los pasajeros puedan viajar más cómodos. “Empecé a pensar cómo hacer para que más gente se siente sin reducir la cantidad de espacio en los colectivos”, cuenta a PERFIL sobre cómo surgió la idea, que consiste en un asiento vertical flexible que, además de aumentar la comodidad y la seguridad, reduce hasta el 70% del peso corporal sobre las piernas.
“Es como un cinturón que parte de un arnés, que al atarlo al pasamanos reduce el peso sobre las piernas. Es más cómodo para viajar, porque estás semiparado y vas inclinado hacia atrás”, agrega.
Marinelli presentó su idea al concurso #VosloHacés, y planea ofrecerla a las empresas de transporte.
Otro proyecto que llegó a la semifinal del concurso es el “Ecológico Ladrillo Plástico”, del emprendedor rosarino Juan Manuel Rodríguez (33), que busca aprovechar la durabilidad y la resistencia del plástico para darle otro tipo de uso de gran demanda, como es la construcción. “Sirve para hacer pisos o veredas”, explica el emprendedor, que busca difundir la concientización ambiental, sobre todo en escuelas y municipios.