Cuando la selección de Ecuador le anotó un gol a Argentina en el último partido de las Eliminatorias y dejaba afuera del Mundial al equipo nacional, Cristian Canucci miró al cielo y les habló a sus deidades budistas. “Prometí que si lográbamos ir a Rusia me haría un tatuaje de quien nos otorgara la clasificación”, recuerda sobre el compromiso que cumplió la semana pasada. Lionel Messi, que anotó tres goles en aquel partido, hoy está en la piel de Canucci.
Al igual que él, son cada vez más los fanáticos que deciden inmortalizar al capitán de la selección en el cuerpo. Y a menos de un mes del comienzo del Mundial, los principales tatuadores aseguran que crecen los pedidos por Leo.
El tatuador Flavio Luccisano, de Mandinga Tattoo, cuenta que “al menos una persona por semana pregunta por un tatuaje de Messi”, mientras que su colega Chatrán, que tiene su estudio en la galería Bond Street, asegura que tatuó “más de veinte modelos de Messi” desde que Argentina clasificó al Mundial. “Desde el último mes, todos los días viene una persona a averiguar por un tatuaje de Messi”, asegura Gustavo Lizzio, dueño de Mom Tattoo, en Ramos Mejía. “Para muchos es una forma de arenga”, comenta.
Fanáticos. Maximiliano Cosqueta es de Esperanza, provincia de Santa Fe, y el año pasado creó en Instagram la cuenta Tattoos de Lionel Messi, porque quería hacerse uno y le servía organizar los diferentes modelos que descubría por internet. “Hay unos 450 tatuajes diferentes, y pueden llegar diez fotos en un mismo día de cualquier parte del mundo.
Los que más se contactan son de Argentina, España y Brasil, pero también hay gente de Estados Unidos y países árabes”, cuenta sobre el perfil, que tiene más de 5.700 seguidores. Entre los envíos, la cantidad de Messi con la camiseta del Barcelona y la de Argentina “son muy parejas”, agrega. Cosqueta cuenta que todavía no se hizo el tatuaje porque quiere “esperar para incluir la copa”, en caso de que la selección nacional gane el Mundial.
Gastón Serrano tiene tatuada en la espalda la fotografía de Messi cuando Argentina le ganó por penales a Holanda, en el último Mundial. “Era la promesa si llegábamos a la final. Tengo otros tres tatuajes: uno es de mi mamá y mi primera perra, que ya no están, y otro de mi ahijada. Son todos muy significativos”, dice Serrano, que piensa que llevar a Messi en la piel “es un orgullo y es la manera de demostrar el amor” que siente.
El año pasado, cuando Messi vino al país para disputar el partido de Eliminatorias con Chile, Serrano conoció a su ídolo y le mostró su imagen. “Como soy fanático de River, me contacté por Twitter con Matías Messi cuando jugamos la final del Mundial de Clubes con Barcelona. Gracias a él conocí a Leo, pero al verlo no me salió ni una palabra”, recuerda sobre el encuentro con su ídolo. “¡Qué bueno que está!”, cuenta que le dijo el 10 cuando vio el tatuaje; además, le firmó una camiseta y se sacó una foto, luego de que Serrano dejara de llorar y abrazarlo. “Mis amigos dicen que estoy loco”, remata.
Reincidente. Lucas Barchuco se tatuó esta semana su segundo Messi en el local de Chatrán en la Bond Street. Dice que sus amigos lo acusan de demente y le pronostican que se va a arrepentir de tener un futbolista en la piel. Pero él afirma que es “feliz con su locura”.
“El primero me lo hice cuando Messi dejó la Selección, y como estaba muy triste, lo quería inmortalizar”, detalla sobre el primer diseño. El último es una imagen con la camiseta de Argentina porque lo “representa más”.
Ricardo Criado trabaja en la policía de la provincia de Santa Cruz y viajó los más de dos mil kilómetros que lo separan del local de Mandinga Tattoo, en Villa Lugano, para tatuarse a Messi porque conocía “lo bueno que es su trabajo”. “Es un orgullo llevar en la piel al mejor jugador de todos los tiempos. Cuando me levanto, lo miro a Messi y me da el ánimo que necesito cada día”, cuenta Criado.
Luccisano, el tatuador de Mandinga, explica que los retratos son tatuajes complejos y que “la gente está muy atenta a cualquier margen de error”. Sus trabajos de realismo, que suelen llevar un mínimo de dos sesiones, pueden valer hasta 12 mil pesos. Por su parte, Chatrán cuenta que lo que más pide la gente son modelos con Messi de espaldas y siluetas en negro, que cuestan cerca de 5 mil pesos.
También son furor en Barcelona
“Aquí en Barcelona, Lionel Messi es especial porque la ciudad ha crecido con él. Messi es una institución y por eso hace mucho que la gente se lo quiere tatuar”, cuenta a PERFIL Carlos Muri, uno de los 12 artistas que realizan imágenes del jugador argentino en la ciudad principal de Cataluña.
Muri es un tatuador especialista en retratos realistas y explica que “la gente quiere hacérselos en lugares visibles porque quiere mostrarlos. Se le tiene un cariño especial”. En lo que va del año, Muri ya hizo cuatro veces la figura del ídolo del Barcelona.
Muri cuenta que “los modelos preferidos suelen ser con sus goles, copas o el Camp Nou” (estadio de Barcelona), todas imágenes alusivas al único club donde jugó profesionalmente.
Sin embargo, “hay un chico de Gales que se está haciendo un tatuaje con la camiseta albiceleste”, dice el tatuador, que cobra 300 euros (nueve mil pesos) cada una de las cuatro sesiones que necesita para terminar su obra. Entre sus clientes se encuentran Ivan Rakitic, el colega croata de Messi en Barcelona que será rival de Argentina en el mundial, y Dani Alves, el brasileño que fue compañero del argentino por ocho años.
Sampaoli en la piel
Alejandro es el menor de los dos hijos del técnico de la Selección, Jorge Sampaoli, y su hincha número uno. En su cuenta de Instagram tiene varias fotos junto a su padre, donde dice que “es el único héroe en este lío”, en referencia a una canción del Indio Solari, artista que ambos admiran. Ahora, Coco Sampaoli tiene tatuado a su padre en una de las piernas. La imagen es un retrato grande, con un cuello similar al de José de San Martín, y otro más pequeño con su pose típica mientras ve los partidos. De fondo, la bandera argentina. El tatuaje se lo realizó en enero, en el local de Roberto López, quien tatuó a Lionel Messi y varios jugadores.