A cinco días del inicio de desalojo de los manteros de Once, sigue la polémica y el conflicto parece no terminar de resolverse del todo. En el día de ayer fue el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, quien hizo referencia al tema y ratificó la decisión de liberar el espacio público de los vendedores informales. “Si hay algunos mafiosos que se resisten y son violentos, no les vamos a aflojar”, aseguró en relación con el grupo de manteros que quedó fuera del acuerdo que implementó el Ejecutivo y cortó la avenida Pueyrredón el viernes pasado al mediodía. “Las personas detenidas eran gente tirando piedras, con palos, y quemaron unos contenedores. No hay margen para la violencia”, agregó, el mandatario porteño, en declaraciones a radio Mitre.
“Por un lado están las mafias, que son los que explotan a los otros, tienen mercadería robada y les cobran por poner las mantas en el suelo, y también hay otra gente que lo hace porque es su modo de vida y no tiene otra salida, y para eso le estamos dando una alternativa”, agregó Larreta.
Interna. El acuerdo con el Gobierno dejó al descubierto la interna entre los vendedores ambulantes. Por un lado están los que arreglaron, representados por Rodrigo Valdez, más conocido como el Chipi de Once, los grupos manteros que no entraron en el acuerdo –y culpan de esta situación al “nuevo referente social”– y los vendedores africanos. Ninguno de estos dos últimos grupos fue censado para poder alcanzar el incentivo de $ 11.700 por dos meses (que serán entregados por la CAME), para capacitarse y trabajar en un predio formal.
“El Chipi no nos representó nunca y por eso nos quedamos afuera. Somos los puesteros históricos de Once y el Gobierno no nos censó. Ni la Ciudad ni el Chipi se hicieron cargo de ese problema y ahora somos casi mil vendedores que no tenemos un lugar para vender. Nos engañaron”, denunció, casi a los gritos, Mirta, delegada de la avenida Rivadavia y con más de 22 años en la venta ambulante.
Según la mujer, varios de los 1.200 anotados son de Flores y de Liniers. “Aprovecharon la oportunidad para inscribirse y así obtener un beneficio que no les corresponde. Los vendedores de Once somos nosotros”, enfatizó la vendedora ambulante, que el viernes encabezó el corte de la avenida Pueyrredón.
El grupo de vendedores africanos, entre los que se cuentan senegaleses, nigerianos, congoleños y malienses, entre otros, ayer seguía reclamando ingresar al acuerdo. Mohamed, uno de sus referentes, aseguró que van a seguir insistiendo para acceder al acuerdo. “El lunes vamos a hacer una presentación formal al Gobierno. Ninguno de nosotros está anotado en el censo”, afirmó el joven vendedor.
Las críticas y reclamos al convenio también llegaron desde la Federación Económica de la Ciudad de Buenos Aires (Feciba). Desde esta entidad gremial señalaron que es una manera de “darle entidad a un sector que es controlado por las mafias”. Feciba, además, criticó la entrega de los $ 11.700 por parte de la CAME, que según ellos “surge de los aportes obligatorios de las pequeñas y medianas empresas”.