Los cristianos iniciaron hoy la
Semana Santa con la tradicional
bendición de palmas y ramos de olivo, siete días en que se conmemora la pasión,
muerte y resurrección de Jesucristo.
El comienzo de la fiesta mayor de la catolicidad fue con misas en las principales catedrales
del país y del mundo, donde los obispos esparcieron agua bendita sobre los ramos de olivo y
presidieron la misa que recuerda
la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén.
El papa Benedicto XVI lanzó en el Domingo de Ramos un dramático llamado a la paz para los
iraquíes, reclamando "el fin de las masacres, el fin de la violencia y del odio en Irak".
En la Catedral metropolitana, la celebración eucarística fue presidida por el vicario
general de Buenos Aires, monseñor Joaquín Sucunza, quien instó a los fieles a dedicar los tres
primeros días de la semana a la relectura del relato de la muerte de Jesús según el evangelio de
San Mateo.
Tras recordar que la bendición de ramos y la pasión del Señor están "inseparablemente
unidas", explicó que los ramos "acompañan un proceso que arranca hoy y llega hasta el Miércoles de
Ceniza".
El prelado porteño destacó, además, el "gesto religioso de la comunidad católica de la
Ciudad de Buenos Aires" que ayer bendijo a la gente y los negocios durante una procesión por las
calles, desde Once y Liniers hasta converger en la basílica de San José de Flores donde el cardenal
Jorge Bergoglio presidió la misa.
Los cristianos de todo el mundo celebraron hoy este domingo, según la tradición,
la entrada de Jesús en Jerusalén para realizar la obra de la Redención, dado que
allí iba a padecer, morir y resucitar. Jesús entró en la ciudad, según relatan los evangelios,
montado en un burro, y
fue recibido triunfalmente por el pueblo que con ramos de olivo en las manos
gritaba: "Hosanna al hijo de David; bendito el que viene en nombre del Señor".
La procesión siguió la ruta que, según la tradición, recorrió Jesucristo en burro en su entrada
triunfal en Jerusalén, entre la iglesia de Betfagé, en el Monte de los Olivos, y el templo de Santa
Ana, en el interior de la Ciudad Vieja.
En el recorrido participaron cristianos árabes locales, además de numerosos peregrinos venidos de todo el mundo para celebrar la Semana Santa
Fuente: DyN y DPA