Con una imponente construcción de fines del siglo XIX, el Hospital Francisco J. Muñiz, entidad de referencia en enfermedades infecciosas tanto a nivel nacional como internacional, ultima por estas horas los detalles para enfrentar lo que viene en medio de la pandemia de Covid-19. Bajo la conducción de su director, el neumonólogo Pablo González Montaner, la institución llevó adelante la puesta a punto del Pabellón Koch, que estará destinado exclusivamente a pacientes con la enfermedad. El lugar tiene una capacidad inicial de alrededor de 200 camas, pero puede ascender hasta 700 o más en caso de ser necesario.“Estamos preparados para recibir el Covid-19”, afirmó González Montaner a PERFIL en una recorrida.
La institución se convirtió también en noticia la semana pasada. Fue cuando los miembros de la Corte Suprema de Justicia de la Nación anunciaron que donarían el 25 % de su salario al lugar. Fue la secuencia de un acto que empezó con la iniciativa de un miembro del máximo tribunal que junto a algunos jueces federales compró, entre otras cosas, once splits de aire frío/ calor para el pabellón Koch. El cortesano prefirió mantener aquel acto en el anonimato y a pesar de la insistencia de PERFIL insistió en que no se dé a conocer su identidad. “La solidaridad no se publicita”, reafirmó. Desde entonces la acción no sólo se extendió a sus pares con el gesto del sueldo, sino también a otros magistrados que se comunicaron para hacer su aporte.
Cuando dice “estamos”, González Montaner, que tiene una sagrada visión del trabajo en equipo, se refiere a personal de seguridad, mantenimiento, y limpieza como a enfermeros, médicos y directivos. “El hospital está empoderado, está todo cubierto”, sintetiza.
Hijo de una institución de la neumonología, como Luis González Montaner, fallecido en 2014, y hermano de Julio, eminencia en la lucha contra el HIV, conoce a la perfección el Muñiz. Llegó, recién recibido, en 1988, y en marzo de este año se convirtió formalmente en director. Desde entonces comanda a más de 1200 empleados. Casado con una médica y padre de tres hijos, llama a cada persona que se cruza por su nombre y resalta, entre otras cosas, el trabajo de Luli, la administradora del bar del lugar, que sigue abriendo a pesar de las pérdidas económicas y las complicaciones para llegar. Lo hace pensando en que quienes trabajan allí tengan un espacio dónde comer.
Ubicado en el barrio de Parque Patricios, en un predio de 18 hectáreas, en el que linda con el Ministerio de Salud porteño o el SAME, el Muñiz fue creado como casa de aislamiento para personas con tuberculosis. Su construcción definitiva comenzó en 1894, y se hizo con un concepto de hospital pabellonado, que es el que hace que aún hoy convivan espacios verdes con construcciones separadas.
En uno de esos extremos está el pabellón Koch, epicentro de la obra bajo supervisión de de Marcelo Zeolla, quien trabaja hace cuatro años allí. Lo hace junto a Ricardo “Cacho” Maldonado, un histórico que lleva un cuarto de siglo en el Muñiz, y al ingeniero Luis Monet. Este fin de semana ultimarán detalles del lugar en el que podrán tratarse todo tipo de pacientes: moderados, graves, oxígeno dependientes. Y en el que también habrá espacios para que los médicos descansen.
La idea es centralizar la mayor cantidad de pacientes allí, dónde todos, personal de limpieza, médicos y enfermeros están acostumbrados a trabajar a diario con enfermedades infecciosas. Todo está pensado: entradas y salidas, doble pulsera para los pacientes, el ingreso de las ambulancias por un sector cerano, el helipuerto del SAME.
Testeos y trabajo en equipo. Desde que el Instituto Malbrán descentralizó el testeo de casos, el Muñíz analiza unos 160 por día. El área de Virología depende de Liliana Mamana, secundada por Silvia Fernández Giuliano, quienes junto a su equipo procesan las muestras con un estricto protocolo de seguridad y su correspondiente ficha de epidemiológica. Si algo llega sin rótulo, es rechazado. En el lugar se analizan la mayoría de las muestras de Ciudad de Buenos Aires, tanto de internados como de quienes están encuarentenados en hoteles a la espera de resultados.
Del Muñiz también sale el grupo asesor del Ministerio de Salud de Ciudad en el que se destacan profesionales destacadaos: Sergio Auger, Juan Carlos Cisneros. Eleonora Cunto, Lautaro de Vedia, Tomás Orduna, Belén Bouzan, Liliana Cusmano, Gerardo Ortega, Daniel Ferrante.
González Montaner está orgulloso de quienes trabajan junto a él así como de la subsecretaria de Salud, Laura Cordero, de quien destaca su dedicación, compromiso y eficiencia y del ministro porteño, Fernán Quiróz. “Lo de él es brillante. Se lo digo en público y en privado”, afirma. Y concluye: “estoy orgulloso de trabajar en este equipo de profesionales”.