Triste, pero cierto. Los detractores de las mujeres en puestos de poder pueden echar mano a ejemplos lamentables: Margaret Thatcher, Isabelita Perón... “ Mejor (Michelle) Bachelet, que es interesante, valiente y sensible”, propone Carolina Scotto (48), la flamante rectora electa para presidir la Universidad Nacional de Córdoba hasta 2010. Separada, concubina y madre de tres hijos, llega al rectorado después de 6 años como decana de la Facultad de Filosofía e impulsada por una coalición entre independientes, sectores afines al intendente Luis Juez, socialistas, la izquierda y Franja Morada.
— Claro que soy feminista, en la misma medida en que lo somos todas las mujeres que trabajamos, cuidamos a nuestros hijos con esfuerzo y tenemos una educación universitaria.
—¿Se cuestionó tu candidatura por ser mujer?
—Hay sectores conservadores a los que les resulta insoportable. No lo dicen, pero se percibe en el estupor que les provoca que no tema tomar decisiones. Yo no les presto atención. Estoy concentrada en la enorme responsabilidad que tengo, que sería la misma si fuese varón, aunque las maneras de afrontarla puedan ser otras.
—¿Sentís que hay una “manera femenina” de llevar el poder?
— Creo que sí, nosotras ponemos una cuota de sensibilidad, percepción de las actitudes personales y reacciones del otro. Por eso es bárbara la combinación, porque de pronto una exagera en cosas que insumen un gasto de energía psicológica enorme.
Mujer orquesta. “ Siempre supe que quería enseñar –asegura–. Jugaba a la maestra con mi hermana menor cuando volvía de la escuela”, recuerda divertida. Creció escuchando la prédica pacifista de su abuelo paterno, prisionero en Italia durante la Primera Guerra Mundial. Hija de una ama de casa y un técnico, en la biblioteca de la familia Scotto se encontraba la obra de Nietzsche y Marx. Para su rectora electa, la universidad pública fue una elección. Y también la única alternativa. “Me casé en el segundo año de facultad y tuve enseguida a mi primera nena –cuenta–. No recuerdo haber padecido combinar maternidad y estudio, e incluso he trabajado en esos años”. Al mismo tiempo, fue madre, esposa, estudiante de Historia y Filosofía, secretaria de un estudio de arquitectura y también escribía a máquina para una editorial.
Separada desde 1998, sigue teniendo una buena relación con su ex marido: “Lo llamé y le pedí que viniera volando a dar una mano a la asamblea, que se estaba complicando”, explica, moderna. La Policía Federal –que es la que tiene competencia en el ámbito universitario– había decidido no custodiar la elección. Ante las amenazas de grupos que pretendían impedir el acceso de los asambleístas, Scotto y sus colaboradores decidieron hacer una vigilia en el edificio para garantizar la convocatoria. “Vinieron compañeros con sus familias, alumnos, mis hijas y mi actual marido”, enumera. Consagrada rectora, retomó sus tareas de madre y partió rauda a despedir al menor de sus hijos, que salía de viaje de egresados a Bariloche.