Esta semana, en Pinamar, un escándalo atravesó la aparente tranquilidad de la temporada: sin previo aviso, se canceló una fiesta para la que se habían vendido en forma anticipada unas 4 mil entradas, por las que se habían pagado entre 300 y mil pesos. Se trata de la fiesta denominada La Fontana, que iba a realizarse el miércoles 17 en un parador y fue suspendida sorpresivamente por sus organizadores, que la reprogramaron, en principio, para el día siguiente, en el viejo Casino de la ruta 11, que está cerrado. Pero ante una nueva cancelación, de la que notificaron a través de redes sociales o con los tarjeteros que vendían las entradas, cientos de personas –entre ellos, padres de jóvenes que habían comprado los tickets con anticipación– reclamaron ante el intendente Martín Yeza para que intervenga. Este miércoles, el jefe comunal presentó una denuncia en la que consta que, entre otras irregularidades, la fiesta “no contaba con ninguna habilitación”.
La denuncia –a la que accedió PERFIL– quedó radicada en la Unidad Funcional de Instrucción Descentralizada 4ª, en la que consta que “Bomberos de la costa operó de oficio (…) y ante la falta de habilitación, junto con personal policial, impidieron que se desarrolle la fiesta”. En diálogo con PERFIL, Yeza afirmó que la recaudación por la venta de entradas anticipadas rondaría “los $ 4 millones”. “Me empezaron a escribir un montón de padres vía Twitter, y la realidad es que era un problema entre privados. Pero cuando vi la gran cantidad de personas de las que se trataba, llamé al fiscal y le pregunté si en mi calidad de intendente podía hacer una denuncia, con la complicación de que, como es algo que no ocurrió, ni siquiera habían tramitado una habilitación en la municipalidad. Tampoco sabemos de quién se trata”, explicó.
La Fontana iba a realizarse en el parador Mambo Beach, ubicado en Bartolomé Mitre y Nuestras Malvinas, como parte de un festival denominado Pinamar Summer. Varios tarjeteros propagaban la publicidad de boca en boca y luego vendían las entradas en la playa. Pero por redes sociales se avisó que la fiesta se posponía para el día siguiente. El 18 de enero, primero informaron que se cambiaba el lugar por el del viejo Casino de Pinamar, ubicado sobre la ruta 11. Horas más tarde, cancelaron la fiesta. Y se desató el escándalo.
Eugenia Cerceda (35) se enteró de la fiesta “por unos amigos” y compró la entrada al supuesto “jefe de tarjeteros, ‘El Colo’”. “Nos avisaron que se suspendía por ‘problemas’ y que después nos darían una nueva fecha. Entonces, le pedí que nos devuelva la plata y no me atendió más”, contó. A Cerceda le deben unos $ 1.500 en total, por cinco entradas a $ 300 cada una.
Por su parte, el secretario de gobierno de Pinamar, Guillermo Benítez, aseguró que tanto el parador Mambo como el ex Casino “no están habilitados para hacer fiestas en la playa”, y que “no existe ningún pedido de habilitación para La Fontana ni la serie de fiestas que iban a realizarse” los días 17, 20, 23 y 26 de enero.
Federico Rodríguez Méndez (18) dijo que, con su grupo de amigos, compraron las entradas en Buenos Aires, “a través de compañeros” de un colegio de Recoleta, quienes las vendían “invitados por coordinadores de Soulmax”, la empresa con la que habían contratado su viaje de egresados a Porto Seguro. “Varios accedieron porque no sólo se juntaba plata para nuestras vacaciones, también se entraba gratis si vendías 20 localidades”, explicó Rodríguez Méndez. Al joven no le devolvieron nada, pero agregó que algunos de sus conocidos “recuperaron una parte del dinero, pero lo consiguieron porque llamaron (a quien le dio las entradas) todo el tiempo”. En las entradas figura el título de La Fontana y un costo de $ 1, además de un número de CUIL que pertenece a Ramiro Castex, que figura como empleado de la empresa Soulmax SRL desde 2013.
Controles en Punta del Este
En Punta del Este, tres fiestas fueron canceladas en lo que va de la temporada porque no contaban con la autorización de la comuna local. Según la Intendencia de Maldonado, las multas pueden costar hasta 35 mil dólares para los organizadores. Los eventos suspendidos tenían previstas las fechas de 24 y 31 de diciembre y el 3 de enero e iban a realizarse en el parador de Los Dedos. Sin embargo, en fin de año se realizó una fiesta electrónica ilegal que convocó a 7 mil personas, en la ruta 104.
La intendencia determinó que en Los Dedos no van a poder realizarse eventos en toda la temporada. Tampoco podrán organizar fiestas los barrios residenciales, por los problemas que generan los ruidos molestos a los vecinos.
Jorge Píriz, responsable del departamento de Higiene local, dijo a los medios uruguayos que “teme por los disturbios que pueda generar la intervención policial en cancelar las fiestas” porque algunos organizadores “siguieron vendiendo entradas después de que sus eventos fueron suspendidos”.