Si bien el crucero que naufragó ayer en la Antartida fue promocionado hace menos de un mes como un espacio de lujo combinado con adelantos tecnológicos, recién luego de haber colisionado con un iceberg se supo que el navío sufría varias deficiencias técnicas.
Uno de los problemas detectados por la última inspección de rutina, realizada en mayo por el Servicio de Guardacostas y Marítimo de Gran Bretaña, según indica la publicación marítima Lloyds List, era el tipo de compuerta. La embarcación contaba con portones tipo Watertight. “No son las requeridas”, aseguró el informe.
Además, se encontraron fallas en el mantenimiento de los botes salvavidas, faltaban planes de rescate y búsqueda de desaparecidos y, además, fueron criticados los planes de seguridad ante incendios, consignó el diario PERFIL.
En marzo, un equipo de inspectores chilenos ya se había ocupado de revisar el crucero en Puerto Natales. En ese momento fueron detectadas seis “deficiencias”, incluidas dos vinculadas a problemas de navegación. A pesar de los sendos problemas hallados en el navío, no hay constancia de que en alguno de los dos casos el buque haya sido detenido o instado a dejar de navegar.