El Muro de Berlín es uno de los principales símbolos que han quedado en la historia universal para recordar la silenciosa violencia de la Guerra Fría. Año tras año, incluso mucho después de su caída, miles de personas viajan a Alemania y se detienen en la “East Side Gallery” de Berlín para ver el fragmento más extenso que queda de esa construcción: cerca de 1300 metros de bloques pintado por artistas de todo el mundo.
El resto de la edificación fue diseminada por todo el mundo: hay bloques en más de 40 naciones. La Editorial Perfil posee, en su edificio inteligente del barrio porteño de Barracas, uno de los tramos mejor conservados y más extensos del muro.
A veinte años de la caída del Muro, el CEO de Editorial Perfil, Jorge Fontevecchia, relató cómo surgió la idea de traer una parte del muro de Berlín. La iniciativa surgió el mismo jueves 9 de noviembre de 1989, el día de la caída. Por aquella época, la editorial estaba a punto de lanzar la revista Noticias. “Pensamos que la caída del muro era un hecho de mucha relevancia para la libertad de expresión”, cuenta Fontevecchia. “Me pareció importante traer una parte del muro a la Argentina como símbolo y llamé al embajador de Alemania Oriental para preguntarle si era posible”.
El Muro y la democracia argentina
Una semana después, Fontevecchia recibió una llamada del embajador, quien le dijo que no estaban entregando partes del muro pero que podían hacer una excepción a cambio de que construyeran una escuela en Alemania, algo que en ese momento costaba 10 mil dólares. El traslado del muro desde Berlín hasta Buenos Aires, sin embargo, costó mucho más que esa cifra.
A lo largo de 1992, la revista Noticias distribuyó trozos del muro con a sus ejemplares y así le dio a los lectores la posibilidad de tener parte de la historia en su casa. Los bloques restantes se encuentran hoy en la nueva redacción de Editorial Perfil, en California 2715.