Los gigantescos hospitales porteños encierran muchas pequeñas historias, conmovedoras, dramáticas, siempre con la vida y la muerte entrelazándose en medio de amor, lágrimas, impotencia y hasta dolor. En ese marco hay hazañas médicas que no salen a la luz, pero quedan para siempre en el corazón de las familias que debieron atravesar esa instancia límite.
Una circunstancia como esa tuvo a David Izaguirre como protagonista, cuando caminaba junto a su padre, Claudio, en una calle porteña. El joven comenzó a sentir un dolor de cabeza cada vez más intenso, aparecieron vómitos y perdió la motricidad de una pierna, lo que derivó en un urgente llamado al 911 para pedir ayuda.
"Enseguida llegaron la Policía y el SAME, por lo que en menos de un minuto y medio mi hijo estaba en camino al Hospital Rivadavia", contó Claudio Izaguirre, señalando que "la tomografía avisó que una vena del cerebro de mi hijo se había roto y el sangrado era el que había afectado su motricidad".
"Este domingo, mientras todo el mundo iba a votar, un grupo de cinco neurocirujanos a cargo del doctor Jorge Rimoldi, en 7 horas de operación, salvó la vida de David", destacó Claudio emocionado, precisando que los médicos "pasaron tres horas para abrir el cráneo y llegar a la vena dañada, tres horas más para cerrar la circulación de la vena en cuestión y una hora más para cerrar su tarea. Cuando terminaron y mientras trasladaban a mi hijo a terapia intensiva, mi hijo iba en la camilla, semiadormecido, y yo a su lado lo escuchaba tararear una canción".
"Quiero hacer público mi agradecimiento eterno a esos magos que salvaron la vida de David, al personal médico del Hospital Rivadavia y a los cuerpos de enfermeros, tanto de la Guardia como de Terapia Intensiva, que no sólo se dieron en cuerpo y alma a mi hijo enfermo, sino que sirvieron todo el tiempo de contención a los familiares que, desconsolados, tratábamos de entender lo que había pasado", nos dijo Izaguirre, y cumplimos en hacer público ese sentimiento de gratitud de su familia.