Con la economía aún in - tentando salir de la recesión –esta semana se comunicó el primer aumento interanual en un año, traccionado por el agro- hay sectores que se encuentran “en el barro” desde hace tiempo y que sin mediar un cambio de rumbo van a una crisis terminal. El de los hospitales, sanatorios y clínicas privadas en uno de ellos. Allí se combinan una serie de factores endógenos y exógenos a la actividad que hace tiempo pusieron en alerta a los referentes empresariales. Las entidades nucleadas en Asociación de Clínicas, Sanatorios y Hospitales Privados de la República Argentina (Adecra) y Cámara de Entidades de Diagnóstico y Tratamiento Ambulatorio (Cedim) vieron con especial preocupación el informe elaborado por los economistas Jorge Colina, Rocío Quiroga y Martín Gropper. En ese análisis se proyecta el rumbo que muestran los prestadores de medicina privada, se trazan los factores de desfinanciamiento y también se analizan otros elementos como los cambios en los regímenes de cobertura de salud, a la vez que se plantean una serie de iniciativas para hacer sustentable la actividad y permitir que salga de la emergencia sanitaria actual.
En emergencia. Sobre este último punto, el presidente de Adecra, Jorge Cherro es tajante: “El sector hace años que está en crisis, pero ahora vamos a un colapso en el corto plazo si no hacemos algo. Y si caemos nosotros hacemos colapsar al sector público. Vamos a pedir que se prolongue la emergencia sanitaria que vence en diciembre porque es un parche, no es la solución de fondo, pero nos da un poco de oxígeno”. Y amplía: “No podemos salir de la emergencia sanitaria porque el 50% de los sanatorios está mal y esto le permite a las empresas no pagar las cargas sociales y que la Afip no te pare, pero tampoco podés vivir endeudándote. Si se cae de la noche a la mañana la emergencia sanitaria es grave, hay que salir de forma ordenada”. Para plantear el panorama de los prestadores privados Cherro apunta que a los problemas exógenos de la actividad (inflación, inestabilidad cambiaria, golpes devaluatorios, presión tributaria) se suman los endógenos: la relación que hay entre la cobertura cada vez más amplia del Programa Médico Obligatorio (PMO) y el financiamiento cada vez más escaso, el envejecimiento de la población, la aparición de drogas y tratamientos caros, el desfinanciamiento vía PAMI, entre otros. “Hoy todo lo que no está cubierto por el PMO te lo prescribe un juez por un recurso de amparo, entonces el PMO no tiene techo. Socialmente, quién puede negar la aparición de una nueva droga para aliviar a la gente, pero hay que ver los costos de todo y alguien lo tiene que pagar”, señala.
Desfinanciamiento. Además del Pami, otro factor que opera en contra de las cuentas de las empresas es la dinámica del mercado laboral registrado (no tanto por la caída del empleo asalariado privado registrado sino más en la perspectiva de que lo que más crece son las modalidades de cobertura de bajo financiamiento como el monotributismo y el servicio doméstico)”.
Revisión impositiva. El trabajo que lideró Colina avanza en una serie de propuestas de las empresas prestadoras de salud privada para intentar hacer sostenible el sistema. En ese sentido proponen:
1) Mejorar la equidad distributiva en el uso del Fondo Solidario de Redistribución. En el 2016 se estableció que los gastos por discapacidad sean pagados directamente desde el Fondo, que se financia con entre el 15% y el 20% de los aportes salariales de los afiliados a obras sociales nacionales.
2) Regular correctamente los planes parciales en los planes voluntarios. “La idea de habilitar planes de salud parciales que proponen las autoridades sanitarias es apropiada desde el punto de vista que resulta insensato exigirle a una persona que paga de su propio bolsillo un plan de salud para acceder a la medicina privada un plan íntegro de PMO”, señalan.
3) Darle consistencia a los planes de salud de los grupos subfinanciados (monotributistas y servicio doméstico) de la seguridad social: “En la lógica de la habilitación de los planes parciales, como es el PMO, se debería buscar el mismo tipo de solución para el monotributismo y el servicio doméstico. Aceptando otra realidad que es que entre las obras sociales y prepagas se está, en los hechos, segregando a estas poblaciones con barreras administrativas de acceso y denegaciones implícitas, hay que sincerar esta situación y definir un PMO básico para estas poblaciones”, dicen.
4) Prever el envejecimiento de la población.
5) Dar una solución de fondo al régimen impositivo que recae sobre el sector salud para dar un final genuino y definitivo a la emergencia sanitaria. En este punto crítico hablan de habilitar la utilización de los saldos técnicos no computables de IVA, generados por la exención de de ese impuesto a las obras sociales y prepagas, para la cancelación de contribuciones patronales; calzar el momento de pago de las contribuciones patronales con el momento de cobro por parte de los prestadores médicos de las facturas que le emiten a las obras sociales y prepagas; nivelar el impuesto al cheque a la alícuota de las obras sociales; acelerar el avance al 100% del mínimo no imponible a las cargas sociales para los prestadores médicos que estén al día con las contribuciones patronales; tender hacia la eliminación de los impuestos a los Ingresos Brutos provinciales y las tasas de comercio e industria municipales a los prestadores privados de la salud.
“Ya tenemos el OK del Gobierno para que la emergencia siga. Hay que darle al prestador herramientas tributarias, fiscales, impositivas para que pueda tener una mejor ecuación fiscal y así enfrentar la salida de la emergencia. Hoy tenemos la palabra del Gobierno, aún no escrita, de que se posterga. Si sigue este Gobierno se sientan con el sector para ver las medidas y la agenda para poder salir”, contó Cherro.