SOCIEDAD
la otra causa contra el sacerdote

Habla el dueño de "La Blanquita", la quinta que alquila Grassi: "Dígale al fiscal que se ilustre un poco"

Luego de que Nieva Woodgate revelara que existiría una deuda de 720 mil pesos, Alberto Mirenda, el propietario, y el mismo Grassi le responden.

"La Blanquita" es una casaquinta de 7200 metros ubicada en Hurlingham.
| Cedoc

El alquiler de la quinta "La Blanquita", por la que se adeudarían unos 720 mil pesos, envolvió a Julio César Grassi en un nuevo escándalo, que ya tiene sus derivaciones en la Justicia. El sacerdote irá a juicio oral por malversación de fondos y un tribunal buscará conocer el origen de los fondos con los que solventa los costos de su "oficinita" cerca del hogar.

Según Federico Nieva Woodgate, el fiscal de Morón que lleva adelante esta investigación, Grassi alquiló la casa en diciembre de 2002, cuando estallaron los casos por abuso sexual a menores ya que la Justicia le había prohibido vivir en la Fundación y tener contacto con los menores. Cuatro años después, en septiembre de 2006, Alberto Mirenda -dueño de la casaquinta "La Blanquita", realizó una denuncia por "deudas impagas".

En diálogo con Perfil.com, Mirenda desmintió las declaraciones del Fiscal publicadas en la nota de este portal y señaló que no existe semejante deuda: "A mí no me deben nada, con eso le digo todo. Y menos 720 mil pesos, lo único que faltaba es que estuviera en euros", ironizó el propietario de "La Blanquita" quien se mostró preocupado porque "en cualquier momento se me va a venir la AFIP por la cabeza" e insistió en que "es todo una mentira".

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Perfil.com le aclaró que los datos revelados se desprenden de la investigación y que fueron brindados por fuentes confiables. Por su parte, Julio César Grassi también accedió a hablar sobre el polémico alquiler y cuestionó la suma adeudada, que calificó como "insólita". El sacerdote brindó más detalles en relación al contrato de locación.

En una entrevista con Jorge Fontevecchia, Grassi había señalado que alquilaba la quinta para utilizar como oficina porque no podía ingresar a la Fundación. Lo que no había aclarado es que el alquiler es por la totalidad de "La Blanquita": "De los 7200 m2 la mayoría son terrenos ¿A quién le interesaría alquilar un terreno vacío? En los contratos de alquiler uno se hace cargo de toda la propiedad", argumentó.

El cura señaló que por esta causa fue sobreseido en primera instancia el 29 de diciembre de 2008 por el juez de garantías de Morón, Ricardo Fraga. Esta sentencia fue apelada y la investigación continúa. Ahora irá a juicio oral.

Sin embargo, reconoció que existió un doble contrato con Mirenda pero destacó que las finanzas quedaron a cargo de sus "colaboradores", a quienes identificó como miembros de su familia. Según explicó, no pudo brindar detalles en cuanto a los contratos, dado que él "no maneja" esos números. Pero al leer la resolución del juzgado, la investigación demuestra que en realidad quien soportó los costos del alquiles fue la Fundación, por una decisión que tomó el Consejo de Administración de Felices los Niños.

La denuncia de Mirenda en una comisaría de William Morris data de septiembre de 2006. Según el fiscal Nieva Woodgate, al hombre "le habían iniciado juicio de desalojo por falta de pago" y cuando la Justicia comenzó la investigación "apareció la malversación" de fondos que habría cometido la Fundación.  Nieva confió nuevamente a Perfil.com que fue Mirenda "quien firmó los contratos con Juan Domingo Pérez, apoderado de Grassi, como locador" para el alquiler de esa "finca de tres cuarto de manzana, que no es una oficina como dice Grassi". Este dato también figura en la sentencia del juez Ricardo Fraga.

- ¿Cómo es la quinta "La Blanquita" que alquila Grassi?

- Tiene más de ochenta años. Tiene esa arboleda que se ve de afuera, un quincho -de donde sacamos las pajas porque se había llenado de bichos y se pudrieron-; una parrilla con una mesa, un salón de 60 metros, una pileta de natación antiquísima -que se la hice pintar para que el Padre la pudiera usar-; y la cancha de tenis, que hoy es un potrero. Una vez fui y estaban los cerdos adentro de la cancha, me quería morir, con el pasto alto como cincuenta centímetros.

- Volvamos a esa presentación que hace en una comisaría de William Morris para conocer a las personas que lo querían desalojar como usted dice.

- Los dueños de la quinta eran de apellido Daniele. Yo no tengo problemas en darle una copia de la denuncia que hice, si usted quiere tener realmente la versión, si es que le sirve. Mejor que eso es imposible.

- ¿Qué relación tiene con Grassi hoy?

- Nada. Ninguna.

- ¿No lo ve?

- No, en absoluto. El Padre es una persona que no se caracteriza por ser un sociable. Y menos conmigo que ha tenido este problema, pero él es complemente ajeno. La única relación que tenía es de cuando nosotros vivíamos en la quinta nuestra, que está enfrente a la Fundación y los domingos íbamos a la misa con mi señora y nada más. En alguna oportunidad le interesaba usar la quinta para sacar a los ancianos de la calle para alojarlos en la quinta mía. Pero esa era su sana intención, lo que hizo con los chicos quería hacerlo con los ancianos.

- ¿Quiénes eran los que pagaban el alquiler?

- Bueno, el contrato se hace con familiares de él, no directamente con el Padre.

- ¿De cuánto dinero estamos hablando entonces?

- No, no eso es privado. Eso es particular mío y no tengo por qué decírselo. Al fiscal dígale que se ilustre un poco con lo que es la parte inmobiliaria. No tengo nada más para decir.