—¿Cómo cree a nivel personal que su presencia influyó para que este proceso se pudiera realizar exitosamente?
—Bueno, lo que hicimos ahora (el 10 de septiembre pasado) fue llevar a los familiares de las víctimas de las FARC a Cuba. Francisco Moreno Ocampo los llevó desde Bogotá, y eso hizo una verdadera diferencia. Además de las meditaciones en grupo de tres días cada una, que hicimos el año pasado en La Habana.
—¿Eso hizo cambiar a las partes involucradas?
—Los acercó, los hizo acelerar los procesos, los ayudó a hablar sobre el conflicto y a tratar de acercar posiciones para poder asumir el principio gandhiano de la no violencia, porque se perdieron tantas vidas… las dudas eran varias: cuál es la respuesta a la gente que perdió tantas vidas, cómo se para con la violencia, cómo hacemos para abandonar el conflicto ahora. Ellos (las FARC) al principio dijeron: “No, no creemos en la no violencia, somos marxistas-leninistas”, y yo les dije: “¿Por qué no intentan el principio gandhiano de la no violencia?”, y se lo expliqué. Y finalmente, después de tres días de charlas, de meditaciones, hubo acercamientos y dijeron que sí iban a cesar el fuego, que iban a adoptar la no violencia. En la conferencia de prensa que dimos allí, al principio ni la prensa ni la gente creían que eso fuera cierto, creían que era un artificio publicitario y que no iba a funcionar. Y tras ello, yo dije que tuvieran un poco más de paciencia y que les dieran el beneficio de la duda.
Testigo. Para la cineasta Paula Schargorodsky, que registró esos encuentros y los transformó en el corto El gurú y las FARC (que se puede ver online en www.srisriyfarc.com), “Sri Sri les propuso la manera y el tema del tiempo fue clave: ellos estaban presionados, y él los escuchó y les dio herramientas para trabajar sobre eso”. Miembros del Arte de Vivir preparan una visita oficial de tres días para Shankar, en la que el gurú podría reunirse con narcos para intentar traer la paz.
—Bueno, lo que hicimos ahora (el 10 de septiembre pasado) fue llevar a los familiares de las víctimas de las FARC a Cuba. Francisco Moreno Ocampo los llevó desde Bogotá, y eso hizo una verdadera diferencia. Además de las meditaciones en grupo de tres días cada una, que hicimos el año pasado en La Habana.
—¿Eso hizo cambiar a las partes involucradas?
—Los acercó, los hizo acelerar los procesos, los ayudó a hablar sobre el conflicto y a tratar de acercar posiciones para poder asumir el principio gandhiano de la no violencia, porque se perdieron tantas vidas… las dudas eran varias: cuál es la respuesta a la gente que perdió tantas vidas, cómo se para con la violencia, cómo hacemos para abandonar el conflicto ahora. Ellos (las FARC) al principio dijeron: “No, no creemos en la no violencia, somos marxistas-leninistas”, y yo les dije: “¿Por qué no intentan el principio gandhiano de la no violencia?”, y se lo expliqué. Y finalmente, después de tres días de charlas, de meditaciones, hubo acercamientos y dijeron que sí iban a cesar el fuego, que iban a adoptar la no violencia. En la conferencia de prensa que dimos allí, al principio ni la prensa ni la gente creían que eso fuera cierto, creían que era un artificio publicitario y que no iba a funcionar. Y tras ello, yo dije que tuvieran un poco más de paciencia y que les dieran el beneficio de la duda.
Testigo. Para la cineasta Paula Schargorodsky, que registró esos encuentros y los transformó en el corto El gurú y las FARC (que se puede ver online en www.srisriyfarc.com), “Sri Sri les propuso la manera y el tema del tiempo fue clave: ellos estaban presionados, y él los escuchó y les dio herramientas para trabajar sobre eso”. Miembros del Arte de Vivir preparan una visita oficial de tres días para Shankar, en la que el gurú podría reunirse con narcos para intentar traer la paz.