SOCIEDAD
La mayora estaba en Palermo

Hoteles boutique en crisis: cerraron diez en un año

Inflación, baja rentabilidad y los departamentos para turistas, los problemas.

Craft. Ubicado sobre Nicaragua frente a plaza Armenia, en Palermo Soho. Dejó de funcionar a principios de este año.
| Marcelo Aballay

Luego de un período de fuerte desarrollo y con una actividad que se sostuvo en casi toda la década pasada, el segmento de hotelería boutique en la Ciudad comenzó a sentir en sus cimientos los embates de la crisis económica.

Según datos de la Asociación de Hoteles, Restaurantes, Confiterías y Cafés (Ahrcc), en el último año cerraron diez establecimientos hoteleros que se encuadraban en ese concepto.

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El trato personalizado, el diseño, la escasa cantidad de habitaciones y la exclusividad fueron los diferenciales sobre los cuales se apoyaron estos emprendimientos para posicionarse como competidores de las grandes cadenas hoteleras. Malabia House 1555, Baucis, Taylor Made, Reminiscencias, Soho Suites, Craft, Synergie, y Dumont son algunos de los casos que sucumbieron ante la inflación, la baja rentabilidad, la brecha cambiaria y el abandono del turismo extranjero por el surgimiento de destinos más atractivos y convenientes. Pero por sobre todas estas cuestiones, según atribuyen desde el sector, por la proliferación de departamentos habilitados para alquiler temporario orientados al turismo.

Estas unidades representan una opción tanto o más completa que los hoteles boutique: fáciles de ubicar –existen varios sitios web para su búsqueda– y bastante más rentables para sus propietarios, porque pagan menos impuestos, carecen de personal estable y el nivel de gastos fijos se reduce a los servicios que se ofrecen.

Según la Asociación de Agencias y Propietarios de Inmuebles de Alquiler Temporario de la Ciudad hay registradas cerca de 7 mil unidades bajo esta modalidad. Sin embargo, fuentes del sector aseguran que existen en realidad unas 17 mil que facturan al año cerca de US$ 300 millones.

Dentro del concepto “boutique” aún funcionan cerca de cien hoteles en la Ciudad, que se distribuyen entre Palermo, San Telmo, Cañitas y Montserrat, entre otros barrios.

Mariana Alfaro es consultora especializada y fue propietaria de “Casa Alfaro”, una residencia boutique que debió cerrar sus puertas. Ella explica que los problemas para el segmento comenzaron en 2010 y se potenciaron luego con las medidas económicas domésticas. “El cierre de los hoteles se dio en forma paulatina, pero todo se agravó con el cepo cambiario y la inflación. Para los extranjeros el país se volvió caro”, agrega.

Por su parte, María Bautista, propietaria de Malabia House 1555, uno de los primeros hoteles boutique de Palermo, afirma que al cerrar, en enero pasado, sus costos operativos eran del 70%. “Con esos porcentajes es imposible sostener un emprendimiento”.

Según datos del Ente de Turismo porteño, en el primer trimestre de este año, la cantidad de pernoctes en la Ciudad cayó 11,6%, respecto a igual período de 2012. Pasó de 2.797.197 a 2.497.488. Hernán Lombardi, ministro de Cultura y titular del ente, explica: “La caída de viajeros internacionales afectó sensiblemente a este tipo de establecimientos que funcionan con una demanda muy focalizada en el turismo de alta gama proveniente, sobre todo, de EE.UU., Canadá y Europa. La realidad confirma el diagnóstico que venimos anticipando desde hace 18 meses: el sector hotelero arrastra la retracción de 2012, que representó una pérdida superior al millón de pernoctes internacionales respecto a 2011”.

 

Reconvertirse para subsistir

Como último recurso para evitar el cierre, algunos dueños de hoteles boutique decidieron reconvertir su negocio hacia otro formato.

Un claro ejemplo de esta situación fue Casa Cañitas. Su dueña, Mónica Szalkwicz, contó a PERFIL que su proyecto hotelero, ubicado en el corazón de Las Cañitas, lo convirtió en un apart hotel “con reminiscencias boutique”. ¿Los  motivos? Los mismos que sufrieron sus colegas: brecha cambiaria, costos operativos altos y falta de competitividad. “No había manera de solventar los gastos, aún con las nueve habitaciones ocupadas”, explica Szalkwicz.

De su pasado boutique sólo quedan el sistema de reservas y el servicio de desayunos que ofrece a los huéspedes. “Ahora sólo tomamos estadías prolongadas con un mínimo de tres noches o estadías corporativas. No tomamos turistas por una sola noche, salvo que sea un cliente habitual”, señala la propietaria del lugar. Otra alternativa que baraja Szalkwicz es alquilar su casa a grupos familiares durante los fines de semana largos.