“Estamos cansados de que vengan y hagan arreglos así nomás”, denunció frente a las cámaras –envuelta en una bufanda y dos camperas– una madre agobiada por el frío polar matinal que castiga a sus hijos mientras intentan estudiar en el Normal 7.
La falta de gas en las escuelas porteñas llegó esta semana a su punto más crítico luego de que trascendiera que 69 establecimientos no tienen suministro y 24, ningún tipo de calefacción.
El deterioro de la infraestructura escolar es sólo un caso más, quizás el más doloroso, de uno de los problemas que más diluyen la imagen del “eficientismo” macrista: la incapacidad de ejecutar obras públicas en los plazos necesarios para responder a las necesidades de los porteños.
La subejecución presupuestaria se ve en áreas claves como Salud, donde en los primeros tres meses de gestión, ese ministerio sólo gastó el 1,8 % del presupuesto total del año estipulado para arreglar hospitales y centros de salud.
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