SOCIEDAD
bike polo, un nuevo deporte

Juegan al polo con el clásico taco y bocha, pero con casco y en bicicleta

Esta disciplina gana cada vez más adeptos en todo el país, donde se organizan campeonatos. Se juega en una cancha de sintético con equipos mixtos, de tres personas.

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A la cancha. Con bicis y cascos, todos los martes y jueves a la noche, entre veinte y cuarenta personas se juntan en una plaza de Palermo a jugar al bicipolo, en equipos mixtos. | cuarterolo

Todos los martes y jueves a las 9 de la noche, la Plaza Unión Latinoamericana, en Costa Rica y Acuña de Figueroa, en Palermo, se convierte en la sede del Buenos Aires Hardcourt Bike Polo, donde los jugadores de este deporte amateur llegan con sus bicicletas, casos, tacos y bochas, en una nueva versión del polo, pero sobre ruedas. Algunas noches son veinte, y otras llegan a cuarenta.

En otras ciudades del país, como Córdoba y Rosario, también se juega. En esta última, incluso, el año pasado se organizó el Torneo Latinoamericano, del que participan varios países.

Y aunque el bike polo comparta nombre, y elementos como tacos y bochas, los fanáticcos de este deporte dicen que en las reglas, en realidad, no tiene casi nada que ver con el tradicional deporte a caballo. Acá los equipos son de tres personas, mixtos –aunque hay un torneo exclusivo para chicas: el Ladies Army–. Juegan sobre una superficie de cemento, en partidos que duran 12 minutos. Hay dos arcos, donde hay que meter la bocha, y si alguno se cae al piso es falta y se termina la jugada.

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El equilibrio es lo principal. “Es un deporte para todo el mundo, pero los que más se acercan son aquellos a los que les gusta mucho la bicicleta y les gusta sentirla de otro modo. Jugando, aprendés a frenar, a equilibrarte y, todo el tiempo, nuevos trucos. Sacás unos reflejos increíbles”, cuenta Santiago Caffarena, “Guito”, que está desde los comienzos del bike polo en el país, y que todos los martes y jueves se junta en el “club” porteño, como les llaman a las plazas donde juegan.

El deporte en sí viene desde hace años, aunque primero se jugaba sobre césped. Luego, en Estados Unidos, pasó a jugarse en cemento, en los 90. En Argentina, con la movida de masa crítica y el boom de las bicicletas, en 2008 varios empezaron a jugarlo. Se conectaron por foros, con otros interesados tanto del país como de otros países.

En 2009 se fueron a Chile y participaron del primer Torneo Sudamericano, el torneo que fue creciendo y ahora se llama Latinoamericano. Cada año se hace en una ciudad distinta, y el año pasado la sede elegida fue Rosario, hasta donde llegaron equipos de ocho países. Este año, será en Guadalajara, México.

“En Rosario hay boom, a veces somos como 18, está bastante poblado, nos juntamos a jugar dos horas dos veces por semana en la Plaza de Cooperación y el Parque Independencia. Para el torneo usamos el estadio municipal, donde armamos dos canchas”, cuenta Oliver Vitola, jugador rosarino y uno de los fundadores de Camorra Bike Polo, el “primer club latinoamericano”, que crearon el año pasado como asociación civil, para poder obtener más beneficios siendo sede del torneo.

En su caso, se acercó al deporte hace cinco años, a través de masa crítica y, desde entonces, no lo dejó. Otros llegan desde otros deportes, como el hockey sobre patines o sobre césped, así que tienen mejor manejo de la pelota. Otros, del equilibrio, otros son “acróbatas”, como definen a los cracks.

“El deporte se divide en tres, lo mental, la bicicleta y el taco. Los que son buenos con la bicicleta tienen una destreza que por ahí les da facilidad para no caerse, lo importante es tener equilibrio entre todo”, agrega.


El fútbol se mezcla con el golf

El footgolf, deporte surgido en Holanda en 2009, y que combina las reglas del golf con las del fútbol, está creciendo mucho en el país. Con boinas, chombas y medias a cuadros, los jugadores entran a la cancha con la concentración de un golfista y la habilidad de un futbolista. Se juega en ciudades como Córdoba, Tucumán, Santa Fe o Bariloche.

Las reglas son las mismas del golf, y puede jugarse de forma individual o grupal, en equipos de dos contra dos, sumando los mejores puntos que hacen en cada hoyo, que se adaptan especialmente.

En el país, cuentan con canchas propias y una asociación que nuclea a los jugadores, que viajan por el mundo a distintos torneos que se organizan.